Las dificultades financieras de Venezuela a causa de su deuda externa (125.000 millones de dólares, equivalentes al 49% del PIB) y la declaración de suspensión de pagos parcial de sus bonos soberanos por la agencia de calificación crediticia S&P arrojan sombras adicionales sobre la posición de Duro Felguera y otras compañías españolas en el país.

Los cobros que Duro tiene pendientes en Venezuela se situaban en junio en 83 millones de euros por la construcción del complejo termoeléctrico de Termocentro, a los que se sumaban otros 16 millones por trabajos ejecutados en esta planta y que en esa fecha estaban aún pendientes de facturar, lo que arroja un riesgo total de 99 millones de euros.

Venezuela, aunque incurrió en retrasos en los pagos tras la fuerte caída del precio internacional del petróleo (la cotización del crudo, su principal fuente de divisas, se hundió de 114 dólares por barril en 2014 a 29 dólares en enero de 2016), mantuvo una voluntad de pago a la ingeniería asturiana. El último desembolso (15 millones) lo realizó en enero.

Duro informó a la Bolsa anteayer que, una vez culminado uno de los dos ciclos combinados de Termocentro y tras haber cobrado 15 millones en enero, los trabajos de finalización del segundo ciclo combinado "están pendiente de que se materialice el acuerdo de pago de la deuda por parte de Corpoelec", la Corporación Eléctrica Nacional. Termocentro fue adjudicado a Duro en 2009 por algo más de 1.500 millones con un plazo de finalización previsto inicialmente para fines de 2013.

A causa de este proyecto (origen de una querella de la fiscalía en la Audiencia Nacional española contra el grupo asturiano), Duro es una de las tres empresas españolas que cotizan en Bolsa más expuestas a Venezuela, junto con Repsol y el grupo de aerolíneas IAG (Iberia y British Airways), seguidas a distancia por Mapfre, BBVA, Meliá y Telefónica, según un informe de analistas del Banco Sabadell conocido ayer.

Este impacto potencial y las pérdidas dadas a conocer por Duro este miércoles (11,5 millones en los nueve primeros meses) y la anulación de cuatro contratos por valor de 918 millones por varias causas (uno de ellos, por la carencia de avales bancarios) pasó ayer factura a Duro en la Bolsa. La empresa cedió el 4% (hasta los 0,48 euros) aunque por la mañana llegó a retroceder el 8%.

Sobre las cuantías que Duro y General Electric reclaman en Argentina, prosigue la negociación con el cliente (el arbitraje quedó suspendido de momento) y en el caso de Australia continúan el arbitraje y las conversaciones.

Damián Manzano, secretario general del sindicato de Industria de CC OO, reclamó ayer al presidente de Duro, Ángel del Valle, que "ponga fin a esta agonía"; al consejo, que "resuelva este 'impasse'" y a la banca acreedora, que "no mantenga este espera eterna" y acceda a dar liquidez a la empresa. Los sindicatos no se pronunciaron aún sobre el anuncio de un plan de ajuste y eficiencia (cuyo alcance y naturaleza no precisó la empresa), pero Manzano demandó a la compañía que se dote de "un interlocutor que diga qué va a hacer la empresa".