El ministro de Energía, Álvaro Nadal, emplazó ayer en Oviedo a Iberdrola a que ponga en venta la planta térmica de Lada (Langreo) antes de cerrarla porque la decisión sobre la estructura o mix de generación eléctrica de un país no es una decisión que competa a las compañías privadas sino a la política energética que deciden los poderes públicos.

Nadal argumentó que las empresas pueden decidir el cierre de plantas de generación por carencia de rentabilidad pero no por otros criterios, que no son de su competencia, y que la forma de saber si una instalación es rentable o no es abriendo un proceso de ofertas para que la puedan gestionar otros operadores. En caso contrario, precisó, una compañía podría clausurar plantas de carbón, aun siendo rentables, para forzar la subida de precio de la electricidad.

El presidente del Principado, Javier Fernández, se opuso al "cierre precipitado de los grupos generadores que conforman el polo energético que hoy existe en Asturias" tanto por su impacto en los territorios en los que se emplazan como por la necesidad de la economía asturiana, con un elevado perfil industrial y una importante presencia de factorías intensivas en el consumo eléctrico, de disponer de costes competitivos de la energía y de un suministro eléctrico "estable y predecible". Para la "supervivencia de la fortaleza industrial" de Asturias reclamó que la transición energética hacia un modelo con bajas emisiones de CO2 se haga "con inteligencia, responsabilidad, rigor y planificación".