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El precio de la luz, el quinto más alto de la UE este año por la baja producción hidráulica

La factura media roza máximos históricos a pesar de la congelación de la parte del recibo que fija el Gobierno

El precio de la luz, el quinto más alto de la UE este año por la baja producción hidráulica

El precio de la luz sube este año en España más intensamente que en la mayoría del resto de Europa, de forma que el país vuelve a situarse entre los cinco de la UE donde es más caro el recibo de la electricidad. Los españoles pagan más que franceses, británicos, italianos, suecos o finlandeses, europeos cuyo nivel medio de renta es superior. La baja producción hidroeléctrica por la sequía explica un repunte de los precios que contrasta con la contención observada en algunos de los años precedentes (2014 y 2016), tras las reformas y ajustes en el sistema decididos por el Gobierno del PP (recortes en la retribución a las empresas productoras de energías renovables y a las distribuidoras, sobre todo).

Las informaciones más recientes de la oficina estadística de la UE (Eurostat) indican que el precio medio de la electricidad para consumo doméstico se encareció el 5% en España en el primer semestre de 2017 en relación con el mismo período del año anterior. Tal subida fue la mayor de las registradas en los principales estados miembros de la UE y quintuplica el incremento medio de la zona euro (0,9% interanual). Como consecuencia de esa evolución, el coste del recibo para las familias, incluidos todos los conceptos (energía consumida, costes regulados por los gobiernos e impuestos), es este año equivalente a 2,3 céntimos de euro por kilovatio/hora. Ese coste únicamente es superado dentro de la UE por Dinamarca, Alemania, Bélgica e Irlanda.

España ha pasado de tener en 2016 el séptimo precio más caro de la luz para los hogares a subir a la quinta posición europea. Ese avance se ha producido en un contexto de congelación de los costes que decide el gobierno y que comprenden los pagos a las empresas eléctricas por las redes de distribución y transporte, la remuneración especial que reciben los productores de energías renovables y la amortización de la deuda que arrastra el sistema, entre otras partidas. La Administración ha mantenido estable esa parte del recibo durante los últimos tres años y volverá a hacerlo en 2018.

Así que el aumento de la factura se concentra en la energía consumida, componente que para una familia supone entre el 35% y el 40% del precio y que está condicionado por cuestiones coyunturales como el comportamiento de la demanda, la combinación de tecnologías que se utiliza en la generación de electricidad o la cotización de los combustibles que usan las térmicas de carbón y de gas natural. El encarecimiento de este año se explica principalmente por la baja producción hidroeléctrica, que impone una mayor actividad de las centrales carboneras y de gas, cuyos costes de producción son mayores. El precio del kilovatio para los hogares se ha situado así muy cerca del nivel de 2015, cuando marcó un máximo histórico por razones análogas.

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