La espectacular revalorización del bitcoin -un 200% en los últimos meses- ha convertido a las criptomonedas en el producto financiero de moda. Cotizan al alza incluso como tema de conversación en cualquier mesa navideña. Muchos han descubierto ahora las posibilidades de las monedas virtuales, que son capaces de convertir, en minutos, una idea en un gran proyecto empresarial. De ello puede hablar el emprendedor ovetense Luis Iván Cuende, que el pasado verano logró, en 26 minutos, captar 25 millones de dólares para su nuevo proyecto: una plataforma digital bautizada con el nombre de Aragon en la que se podrán alojar empresas u organizaciones sin necesidad de ubicarse en ningún país concreto y desde donde podrán captar financiación, pagar nóminas, llevar la contabilidad, hacer transacciones con otras compañías o repartir dividendos. Todo sin intermediarios y respaldado por la tecnología blockchain, una especie de gigantesco libro de registro compartido por miles de ordenadores que también está detrás de bitcoin.

"Aragon no es sólo un producto. Es una idea que no puede morir. Facultará a las personas para ser libres", señala Cuende a través de la red social Twitter. Tiene 21 años y un largo curriculum en el que no figuran títulos universitarios. Con 12 años inventó el sistema operativo libre Asturix, fue premio al mejor "hacker" europeo de menos de 18 años y antes de cumplir la mayoría de edad ya había fundado tres empresas de base tecnológica. Su experiencia la plasmó en el libro "Tengo 18 años y ni estudio ni trabajo: ¡Monto empresas y vivo haciendo lo que me gusta!". Luego se embarcó en el lanzamiento de Stampery -una plataforma para la verificación de documentos electrónicos que prometía ser "el Uber de los notarios"- y en Aragon, iniciativa para la que se unió con el madrileño de 20 años Jorge Izquierdo, al que el multimillonario norteamericano Peter Thiel, cofundador de Paypal, le concedió 100.000 euros con dos condiciones: que emprenda y no pise la universidad.

Cuende e Izquierdo recurrieron para financiar Aragon a una Initial Coin Offering (ICO), una solución a medio camino entre el crowdfunding y una salida a Bolsa y que, como no, también está respaldada por la tecnología blockchain. Los inversores reciben tokens, una criptomoneda creada a tal efecto que puede servir para adquirir bienes y servicios de Aragon o que puede ser intercambiada por ethers, la segunda moneda virtual más importante del mundo tras bitcoin. En la ICO de Aragon, según sus promotores, se recaudaron 275.000 ethers, el equivalente a 25 millones de dólares, en 26 minutos.

"Estamos muy agradecidos por la confianza que la comunidad depositó en nuestro proyecto", señala el equipo liderado por Cuende, que añade que "el capital recaudado nos permitirá incorporar a personas brillantes que pueden ayudar a mejorar y promover la misión de Aragon y colaborar con otros proyectos".

Ayer mismo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) advirtió del alto nivel de riesgo que supone invertir en criptomonedas o en ICO.