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FADE elige a su octavo presidente en 40 años

El empresariado regional optará el martes entre Alejandro Díaz y Belarmino Feito, en las terceras elecciones con más de un candidato que celebra la patronal asturiana

La Federación Asturiana de Empresarios (FADE) elige el martes a su octavo presidente en 40 años. Es el doble que los dirigentes que ha tenido la cúpula patronal española (CEOE) en el mismo periodo: 1977-2018.

La alternancia más acusada en el caso de FADE no significa un mayor recurso a las elecciones competitivas. En realidad, los comicios del martes son los terceros en cuatro décadas en los que concurren candidaturas alternativas. Ocurrió en 1995, en 2014 y de nuevo ahora. Los 497 vocales de la asamblea general (representantes de 81 asociaciones sectoriales y territoriales y de 65 empresas que por su tamaño y relevancia tienen una adscripción directa a la federación) optarán entre Belarmino Feito (Somiedo, 1965), presidente de Asturfeito, y Alejandro Díaz (Gijón, 1979), presidente del Grupo Baldajos

Ambos son empresarios y creadores de sus propios negocios, y no gestores ejecutivos de compañías ajenas. Éste ha sido un rasgo común a todos sus predecesores, incluido Severino García Vigón, que aunó las dos condiciones.

La singularidad es que Feito y Díaz operan en el sector industrial. Pese a la tradición fabril asturiana y al elevado peso del sector secundario en la estructura productiva regional (22% del valor añadido bruto frente al 17% en España), la industria apenas ha estado representado en la presidencia de la patronal asturiana: lo estuvo sólo durante cinco años (1978-1983), con el industrial lavianés afincado en Gijón Arturo Corte Mier.

Díaz procede en realidad del sector servicios, tras un fortísimo crecimiento en el ámbito de los talleres de automóvil especializados en los recambios de neumáticos, pero su grupo empresarial se convirtió también en fabricante de neumáticos recauchutados, con lo que dotó a la organización de una estructura de producción propia. Feito siempre operó en el sector de la industria metalurgia, y ésta es otra peculiaridad.

La industria del metal, uno de los grandes bastiones de la economía asturiana (supone el 11% del PIB regional y el 32% de la actividad industrial de la comunidad), sólo tuvo un presidente en FADE (Corte Mier) y la actual es la tercera vez en la que la patronal sectorial (Femetal) apoya y postula un candidato propio.

Los dos aspirantes que dirimirán sus fuerzas el martes -y que plantean modelos y proyectos diferenciados- tienen respaldos multisectoriales, por lo que no deberían ser vistos como representantes de un único ámbito de actividad o de una sola organización empresarial de rama o territorial. Sin embargo, el fuerte perfil metalúrgico de la compañía Asturfeito y de su presidente, Belarmino Feito, así como su condición de vicepresidente de Femetal, y el hecho de que su candidatura para presidir FADE fuese respaldada en primera instancia por la federación empresarial metalúrgica (a la que luego se sumaron otras, como la de la construcción), otorga a su proyecto un marchamo inseparable de su actividad de procedencia.

El binomio de tensión. En la historia del movimiento patronal asturiano posterior al franquismo las dos polarizaciones más acusadas fueron las que protagonizaron FADE y los metalúrgicos, fundamentalmente de Gijón (que se ausentaron de la Federación entre 1986 y 1991), y las que en el sector promotor-constructor dirimieron la Confederación Asturiana de la Construcción (CAC) y la asociación gijonesa Asprocon, ahora reagrupadas. En los dos casos los factores diferenciales fueron conceptuales, personales y también territoriales. El binomio de tensión Oviedo-Gijón, que ha protagonizado buena parte del devenir socio-económico, político e institucional asturiano, también condicionó varias veces el agrupamiento patronal asturiano desde los albores de la democracia.

Poderío de la construcción. En estos 40 años transcurridos, el liderazgo más largo al frente de la patronal lo ejerció el sector de la construcción, que llegó a suponer el 12% del PIB autonómico, el 13% de las afiliaciones a la Seguridad Social y el 14,7% del censo de empresas en los momentos cumbres de la obra pública y la edificación, antes del derrumbe que se desencadenó en 2008. La mitad de los presidentes de FADE fueron o bien constructores (José Menéndez Prado, Marcelino Somohano y Jesús Martínez) o, aún no siéndolo (Severino García Vigón), fueron impulsados por la CAC.

Hoy, aunque aún influyente, carece de ese poderío. La construcción aporta ahora el 7% del PIB y el 6% del empleo aunque aún aúne al 12% de las empresas.

La CAC, que estuvo presidida durante 34 años por Serafín Abilio Martínez, fue durante esa larga etapa el gran polo de poder de FADE. Sin embargo, cuando en 1995 la CAC promovió la candidatura de un empresario ajeno al sector (García Vigón) lo hizo en pugna con un empresario que sí era constructor: Miguel Ángel Fernández del Fueyo. Y durante el mandato de García Vigón hubo fuertes disensiones entre FADE y CAC, de modo que durante un largo tiempo la Construcción mantuvo vacante la vicepresidencia que tenía asignada en la patronal asturiana en razón de su peso específico en el entramado empresarial de la comunidad y de los acuerdos electorales previos.

La competencia electoral entre Vigón y Del Fueyo fue la primera que vivieron los empresarios asturianos. Hasta entonces las proclamaciones habían sido producto de las alianzas, los pactos y los juegos de poder entre organizaciones sectoriales. El primer presidente (1977-1978) fue el comerciante ovetense Francisco González Zardón, un empresario que gozaba de muchas simpatías personales por su talante y que estaba investido con la autoridad moral de haber sido uno de los comensales que asistieron a la famosa cena en Madrid en la que nació la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), de cuya primera junta directiva fue vocal.

Poderío metalúrgico. Tras el corto mandato de Zardón, el poderío metalúrgico aupó a Corte Mier, pero este industrial renunció al cabo de cinco años: ocurrió un ejercicio después de su elección como diputado en el Congreso por Alianza Popular (actual PP) como independiente.

Su marcha, a fines de 1983, coincidió con la llegada de Serafín Abilio Martínez a la presidencia de la CAC. Fue desde entonces cuando la CAC ejerció su mayor influencia en FADE. A partir de ahí se sucedieron los tres presidentes impulsados por la CAC: José Menéndez Prado renunció a repetir mandato tras tres años en el cargo; su sucesor, Marcelino Somohano, falleció de forma prematura en su quinto año de presidencia, y García Vigón rompió con los mandatos breves y permaneció en el cargo 18 años, aunque por el camino dejó de ser el candidato de un sector para erigirse en presidente de consenso y con amplios apoyos.

Conjunción de fuerzas. Pedro Luis Fernández, presidente, creador y accionista de General de Alquiler de Maquinaria (GAM), una compañía del sector servicios, fue el primer dirigente de FADE que llegó al cargo sin un marcado respaldo por parte de una organización sectorial preeminente y hegemónica. Lo fue más bien por una conjunción de fuerzas emanadas de la propia directiva de FADE tras el pulso que se planteó en el seno de la organización con Vigón en la fase terminal de su larga presidencia. Fernández aportó un perfil diferente: no estuvo involucrado en las batallas internas previas, no procedía del movimiento asociativo y fue el primer presidente de FADE que lideraba una compañía asturiana cotizada en Bolsa y con implantación nacional y también internacional.

El candidato alternativo en 2014 también aportó un sesgo inédito en la historia de la patronal asturiana: Bernardo Villazán (Ciudad Real, 1959) fue el primer aspirante no nacido en Asturias y el primero que era directivo empresarial pero no propietario de la compañía de la que procedía. Tuvo el apoyo del metal y se quedó a 41 votos del vencedor.

Pasado mañana los 497 vocales de la asamblea estrenarán un nuevo sistema de votación para elegir entre Alejandro Díaz y Belarmino Feito al octavo presidente de FADE. Las terceras elecciones con más de un candidato se dirimirán no mediante votación en asamblea, como ocurrió con anterioridad, sino a lo largo de una jornada electoral que se prolongará durante seis horas: los electores pondrá depositar su voto en la urna entre las 10 y las 16 horas en la sede de la patronal, en Oviedo. Cada empresa singular tiene dos electores, mientras que cada asociación dispone en la asamblea de dos vocales natos y de un número variable adicional que se determina en función del peso de cada una de ellas en la economía regional. Los votos de las asociaciones difieren en función de esos parámetros.

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