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Las repercusiones de la "descarbonización"

Asturias no podría compensar el cierre de las térmicas con energías renovables

Los expertos afirman que las condiciones de sol y viento impedirían a la región realizar esa transición energética, inabordable además con la regulación actual

Asturias no podría compensar el cierre de las térmicas con energías renovables

El sector eléctrico asturiano, altamente especializado en la generación de kilovatios a partir de carbones importados, es el más vulnerable ante el proceso de "transición energética" que, por mandato de la UE y para contribuir a frenar el cambio climático, empuja a España hacia un modelo en el que el uso de combustibles fósiles se convertirá en excepcional. El país y el conjunto de Europa deberán afrontar en las próximas décadas un magno despliegue de tecnologías renovables que para Asturias conlleva riesgos y oportunidades: riesgos por no disponer de recursos (viento y sol, principalmente) en cantidad suficiente para compensar la producción que se perdería con el cierre de las térmicas actuales, y oportunidades para las ingenierías y empresas de bienes de equipo que ya están haciendo negocios en todo el mundo con la expansión de la energía verde.

Asturias es una región que genera más electricidad de la que consume (un 24% más en 2016) y las térmicas de carbón llegan a concentrar más del 70% de esa producción (20% en España). Las instalaciones renovables (hidráulicas, eólicas, solares...) aportan en torno al 18% (40% en España). ¿Podría el sector contrarrestar la desaparición de las térmicas con más inversión en energías verdes? El PSOE nacional ha llegado a sugerir que los territorios afectados por cierres de térmicas sean compensados con incentivos para un desarrollo singular de las energías limpias, pero los expertos creen que no sería técnica y ni económicamente factible reemplazar por completo los kilovatios del carbón.

En los siguientes puntos se repasa la posición de Asturias en las principales tecnologías a partir de datos de organismos como la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN) y de los análisis de Indalecio González, su responsable en el área de renovables.

El agua. Asturias dispone de 778 megavatios de potencia en saltos hidráulicas, buena parte de ellos instalados cuando, bajo el franquismo, se construyeron los grandes pantanos en España y sus aprovechamientos eléctricos. Tanes, en el concejo de Caso, con 123 megavatios, es la presa de mayor capacidad productiva y la única reversible (aprovecha dos embalses para la producción mediante bombeo). Como en el conjunto de España, ampliar la potencia hidroeléctrica de forma significativa se considera inviable, por el impacto ambiental y la contestación social que desencadenaría y porque los mejores emplazamientos ya están ocupados.

El viento. Los 19 parques eólicos de Asturias suman 518,4 megavatios de potencia repartidos en 472 aerogeneradores que en 2015 aportaron el 5,9% de la producción eléctrica regional. Todos los molinos están situados en el Occidente, donde las condiciones de viento son mejores. A partir de 2001 en que el Principado actualizó la regulación administrativa, decenas de proyectos eólicos iniciaron su tramitación y las compañías promotoras financiaron redes de evacuación de energía diseñadas para dar servicio a una capacidad instalada de hasta 1.500 megavatios. Las primas (subvenciones) que recibían los parques con cargo al recibo de la luz y la financiación fácil y barata de los años previos a la crisis abonaron una burbuja de proyectos. Casi todos quedaron varados después de 2008 con la catarsis financiera y los recortes gubernamentales a las subvenciones.

El ingeniero Indalecio González ve técnicamente viable retomar la expansión eólica hasta llegar a los 1.500 megavatios, pero hay obstáculos económicos. El mecanismo de asignación de potencia y de retribución fijado por el Gobierno central (mediante subastas que abaratan los costes para el sistema y en las que participan todas las tecnologías renovables) minimiza en este momento las posibilidades de entrada de los nuevos parques asturianos, con localizaciones que no pueden competir en rendimiento con las de otras regiones más ventosas, como Galicia o Aragón. Allí no es infrecuente encontrar parques con más de 3.000 horas de funcionamiento al año, generalmente inalcanzables en Asturias. Las térmicas de carbón (2.073 megavatios), en cambio, funcionan entre 3.000 y 4.000 horas de media anual.

La alternativa de los parques eólicos marinos presenta dificultades técnicas en Asturias. Las características de la plataforma continental y la profundidad en el Cantábrico impiden instalar torres ancladas al suelo con la tecnología disponible, y la alternativa de los aerogeneradores flotantes está menos madura.

El sol. La potencia fotovoltaica instalada a la red en Asturias (excluidas las placas de autoconsumo sin conexión) es tan residual como su aportación a la generación: el 0,003% al año. La región tiene un desventaja evidente frente al resto de España para resultar atractiva a los inversores en instalaciones fotovoltaicas o termosolares: es el territorio de España con menos horas de insolación al año. Los grandes huertos solares del Sur, que además ocupan grandes extensiones de terreno, son impensables en Asturias. Y la expansión de los equipos de autoconsumo conectados a la red, que convierten a los consumidores en generadores, choca, como en toda España, con una regulación estatal desincentivadora y que limita la rentabilidad de la inversión.

La biomasa. Asturias saca partido de la energía de sus montes con plantas de generación de biomasa que suman 78 megavatios de potencia. La región dispone de recurso forestal para ampliar esa capacidad y hay cuatro proyectos en tramitación (para Mieres, Salas, Tineo y Villaviciosa) que permitirían más que duplicarla. Pero obligación de competir con otras tecnologías ha impedido que tales proyectos accedan a la potencia que subasta el Gobierno, sistemáticamente adjudicada a promotores solares y eólicos en unas condiciones económicas (retribución por kilovatio producido) incompatibles con cualquier intento de convertir a corto plazo a Asturias en un productor relevante de energías limpias.

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