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El desplome de las tres "B": la convulsa situación económica por las decisiones de Trump

Bonos, Bolsa y bitcoin se deprecian, y los tipos suben, por el agotamiento del recorrido alcista y la previsión de mayor inflación a causa del presidente norteamericano

Donald Trump, presidente de EE UU, tachó el jueves de "un gran error" de la Bolsa que los mercados se desplomen cuando la economía crece y cuando "hay buenas noticias" (sus políticas de estímulo fiscal) que aún la fortalecerán más. Pero han sido justamente sus decisiones de política económica las que han precipitado el severo correctivo que -además del que está sufriendo el bitcoin- está sacudiendo de forma simultánea a los mercados de renta variable (la Bolsa) y de renta fija (los bonos de deuda soberana), y sin que pueda precisarse por ahora si se está ante un mero ajuste técnico transitorio por las sobrevaloraciones acumuladas o ante un cambio de tendencia y acaso de fase en el ciclo económico.

Causas. Tras la crisis de las tres "B" (bolsa, bonos y bitcoin) subyacen tres factores. La prolongada e inaudita carrera alcista protagonizada por estos activos en los últimos años, batiendo récord tras récord de cotización -en buena parte apoyados en la colosal inyección de liquidez realizada por los bancos centrales-, llevó las valoraciones a cúspides insostenibles y de vértigo. A este agotamiento del potencial recorrido alcista se sumó el repliegue de los estímulos monetarios, con la reducción incipiente del balance del banco central de EE UU desde octubre. Y a esto se agregó la puesta en marcha de una ofensiva de estímulo fiscal por Donald Trump: en diciembre se aprobó la rebaja de impuestos (que generará un déficit de 1,5 billones en diez años, que se financiará con deuda), el miércoles el Senado elevó el techo de gasto en 300.000 millones para defensa y otros fines, y anteayer se dio el primer paso para aprobar en las Cámaras un proyecto de presupuesto que aumentará el gasto y el endeudamiento.

Todas estas medidas de estímulos son inflacionarias. Y lo previsible es que tendrán un efecto superior en el impulso de los precios que en el PIB, dado que la economía estadounidense acumula nueve años consecutivos de avance y está en pleno empleo técnico.

El resto de las políticas que abandera Trump (proteccionismo, aranceles, revisión y abandono de los tratados comerciales, desregulación financiera, incentivo a la repatriación de los 2 billones de dólares que las multinacionales estadounidenses tienen aparcados en el exterior, debilidad del dólar y pretensión de expulsar a mano de obra barata inmigrante) también son inflacionarias. El desencadenante de la convulsión de los mercados fue el anuncio el viernes 2 de febrero de un nuevo alza de empleo y de los salarios en EE UU. Los inversores constataron así que la gran fabricación de inflación por Trump está en marcha.

Bonos. El epicentro del terremoto no se produjo en la Bolsa sino en los bonos. Las cotizaciones de los bonos se derrumbaron, con el consiguiente aumento de su rentabilidad, dado que ambas magnitudes operan en sentido contrario. Una de las causas fue la mayor emisión de deuda estatal por el Tesoro de EE UU para cubrir los déficits de Trump, y que esta mayor oferta coincida con una demanda en retroceso, dado que para normalizar su política monetaria el banco central (la Fed) ha dejado de actuar como comprador masivo de los bonos del país. La expectativa de alza de la inflación desencadenó a su vez una reacción defensiva de los inversores en demanda de una mayor rentabilidad a la deuda de EE UU para protegerse de la pérdida de poder adquisitivo del dinero invertido en los bonos soberanos. Esta tendencia se trasladó de inmediato al mercado entre particulares, donde los valores antiguos se depreciaron frente a los nuevos de mayor rentabilidad.

Bolsa. La Bolsa, golpeada por el alza de tipos, reaccionó de forma súbita con desplomes. La Bolsa está anticipando el contagio inevitable de los rendimientos al alza desde los bonos públicos a los títulos de deuda que emiten las empresas para financiarse, dado que los bonos corporativos compiten con los soberanos en la captación del ahorro. A su vez el alza del tipos en los bonos desvela la probabilidad de que la Fed suba con más intensidad los tipos de interés oficiales para controlar la inflación y además para neutralizar el mayor riesgo de un banco central: la autoridad monetaria (cuyo principal poder es el prestigio y la credibilidad) no puede permitirse ser derrotado por el mercado.

El mayor interés de los bonos y del crédito bancario golpeará a la cuenta de resultados de las empresas y restará renta disponible para gastar a los consumidores endeudados. Todo ello reducirá la rentabilidad y el negocio de las empresas. Las acciones caen porque el mercado trata de protegerse de este escenario. El alza del rendimiento de los bonos también convulsiona a las Bolsas porque la renta fija y la variable compiten en la captación de los capitales. Los bonos soberanos se consideran activos libres de riesgo y cuando su rentabilidad sube, las carteras de los inversores tienden a rotar y a reducir la exposición a la Bolsa en beneficio de los bonos.

Aunque Trump se ha sorprendido, las tendencias económicas también pueden morir de éxito.

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