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Arcelor ya ha vendido sendas plantas en Italia y la República Checa para allanar la compra de Ilva

El grupo prioriza la operación de Tarento para suministrar acero a las fábricas de coches que se ubican en el norte de África

Instalaciones de la planta de Ilva, en Tarento (Italia). GRUPPO ILVA

Arcelor-Mittal está dispuesta a echar el resto para comprar la planta italiana de Ilva, en Tarento. El grupo ve este megacomplejo industrial como una gran oportunidad para el suministro de acero al pujante mercado automovilístico, donde tiene puestas unas enormes expectativas de negocio. Su plan es abastecer desde el sur de Italia a los fabricantes de coches transalpinos, pero también a los que están buscando acomodo para sus factorías en el norte de África. Para materializar esa estrategia, la multinacional controlada por la familia Mittal tendrá que desprenderse de alguna de sus posesiones en Europa. Ya ha empezado a hacerlo. Arcelor está en trámites para vender la planta italiana de Piombino a un productor local y una parte del negocio que tienen en Ostrava (en la República Checa) a un fabricante polaco, apuntaron fuentes sindicales. Pero parece que esas desinversiones no son suficientes para la Dirección General de Competencia de la UE, que ha pedido más ajustes. Arcelor ha prometido hacerlos. Todos los necesarios.

El caso es que con la compra de Ilva Arcelor reforzará su hegemonía como productor de acero en el sur de Europa, prácticamente sin competencia en esa franja. Bruselas teme que ello pueda provocar, por ejemplo, un incremento de los precios en ese mercado. El interés de la multinacional es enorme. Incluso, el propio Aditya Mittal, presidente y director financiero de Arcelor, ha estado reunido en Bruselas con personal de la Unión Europea para explicarle los planes de la empresa. Antes de tomar una decisión, Competencia solicitará también la opinión de los contrincantes de la multinacional. Entre ellos, Tata Steel y Thyssenkrupp, que acaban de fusionar sus negocios europeos.

Dadas las dimensiones de Ilva, el mayor complejo siderúrgico de Europa, la planta está llamada a convertirse en la joya de la corona de los Mittal en Europa. El objetivo del grupo es ponerla a trabajar para que llegue a producir unos diez millones de toneladas. Es más del doble de lo que serán capaces de fabricar las plantas asturianas tras la segunda ampliación de la acería de Avilés que se acometerá en el último trimestre del año que viene. Pero antes Arcelor tendrá que hacer un gran esfuerzo inversor para reducir la contaminación que genera el complejo industrial italiano, que ha provocado fuertes protestas durante este fin de semana en Tarento.

Los sindicatos asturianos confían en que finalmente plantas que la multinacional tiene en la región no se resientan de la operación de Ilva. "La empresa tiene en buena consideración estas instalaciones. No parece que haya peligro", sostenía ayer un sindicalista. Otra cosa es que la digestión de la italiana pueda afectar a la actividad de algún taller asturiano. Arcelor tiene a sus factorías compitiendo entre sí. Asturias, por el momento, está quedándose algo rezagada en esa carrera por dificultades con los productos largos. Cada trabajador de la multinacional en Asturias produjo el año pasado el equivalente a 980 toneladas de acero, lejos del objetivo marcado por el grupo (1.212) pero más que las fabricadas por cabeza un año antes (929). Y por debajo de plantas como Gante, Dunkerque y Bremen.

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