Un total de 1.697 asturianos rechazaron herencias durante 2017. Es la cifra anual más alta desde que el Consejo General del Notariado tiene registros. Son casi 5 rechazos de legados al día y ello a pesar de las dos reformas del tributo de sucesiones que entraron en vigor el pasado año en Asturias y que elevaron los mínimos exentos e introdujeron rebajas.

Las 1.697 renuncias acumuladas en 2017 son 61 más que las del año anterior, cuando también se había registrado un récord. En la última década las renuncias se han más que triplicado ya que en 2007 se habían contabilizado 497.

El 1 de enero de 2017 entró en vigor en el Principado la elevación del mínimo exento del impuesto de sucesiones, que pasó de 150.000 a 200.000 euros, y se acabó con el denominado "error de salto". Además, a partir del 1 de junio el mínimo exento se situó en 300.000 euros fruto de los acuerdos presupuestarios entre PSOE y PP. En esa segunda reforma la fiscalidad por la adquisición de vivienda habitual se redujo (al pasar de 10 a 3 años la obligación de no poder disponer libremente del inmueble para, por ejemplo, venderlo) y con el fin de fomentar la continuidad y creación de empresas y explotaciones agropecuarias también se modificaron los beneficios fiscales existentes y se aplicaron nuevas rebajas del tributo.

Las dos reformas del impuesto no han impedido que se registre un nuevo máximo en renuncias de herencias en 2017. Tanto las organizaciones de notarios como las de asesores fiscales han vinculado las altas cifras de los últimos años a dos factores claros. El primero de ellos la crisis económica, que provocó que en muchos legados hubiera deudas pero también viviendas con hipotecas cuyo importe pendiente de pagar en algunos casos es superior al valor de mercado de los pisos por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Ese estallido hizo también que algunos inmuebles estén tasados a un valor muy superior al del mercado, lo que hace que en algunos casos no compense pagar el impuesto si lo que se quiere es vender el piso. Además la crisis provocó que muchos herederos no tuvieran liquidez para afrontar el pago del tributo, situación que debería perder peso con la recuperación económica. Y el segundo factor que apuntan es la presión fiscal. Asturias era hasta el pasado año, junto con Andalucía, la comunidad con el impuesto de sucesiones más alto en casi todos los niveles. Esa situación se ha corregido con las reformas, pero en legados de más de 300.000 euros Asturias sigue en cabeza. Así, un soltero de 30 años que hereda bienes de su padre por un valor de 800.000 euros de los que 200.000 corresponden a la vivienda habitual del fallecido, en Asturias paga de impuesto de sucesiones 103.135 euros, cifra sólo superada por Aragón.

Además, las elevaciones del mínimo exento únicamente favorecen a los herederos de los grupos I y II de parentesco, que se corresponden con los descendientes, ascendientes y cónyuges. No se benefician ni hermanos, ni sobrinos, ni tíos y ahí se concentran buena parte de las renuncias de herencias, según apuntan tanto asesores fiscales como la Plataforma contra el impuesto de sucesiones en Asturias, que coinciden en que cada vez son más numerosos los matrimonios sin hijos y más habituales las herencias que reciben hermanos y sobrinos. Madrid ha sido la primera comunidad que ha anunciado bonificaciones (de entre el 10 y el 15%) para estos herederos colaterales.