El grupo asturiano Alsa está colaborando con fabricantes, universidades e institutos para poner en marcha el autocar sin conductor, afirmó el presidente del grupo, Jorge Cosmen, durante una conferencia pronunciada en la escuela de negocios Esade, de Madrid. "Estamos invirtiendo en el vehículo autónomo, aunque creemos que no se impondrá de forma inmediata, sino que habrá pasos intermedios. La tecnología ya está disponible pero falta desarrollar las infraestructuras y la legislación". Tanto Alsa como su matriz británica, National Express, de la que Cosmen es vicepresidente, están trabajando en ello "porque somos un grupo de interés e inversión en el sector".

Según Jorge Cosmen, "la conducción autónoma ya es una realidad en vías interurbanas. Si hoy viajásemos de Madrid a Oviedo, un conductor podría llevar el vehículo hasta la autovía, poner el piloto automático como los aviones y volver al control humano antes de entrar en Oviedo. En términos de coste puede ser un factor muy importante manteniendo al mismo tiempo la prestación de servicio al cliente. Otra cosa será la reacción de los clientes cuando vean que el conductor se levanta y abandona el volante, pero supongo que son innovaciones que finalmente llegarán".

La implantación del vehículo autónomo traerá, según Cosmen, "un debate sobre el empleo". "Lo que no va a hacer el conductor es bajarse del vehículo, sino que tendrá, en un primer paso, otras funciones de prestación de servicios dentro del autobús. Hace años existía la figura del revisor que cobraba a los pasajeros y se fueron reconvirtiendo en mecánicos, agentes de venta y conductores".

Más a corto plazo, prevé la implantación total del vehículo conectado a Internet "para que el usuario pueda aprovechar el tiempo que nos cede". Respecto a los combustibles que utilizarán, Cosmen auguró que "los híbridos parece que serán el estándar" ya que el exclusivamente eléctrico para autobuses tiene limitaciones. No descartó los motores de gas e hidrógeno y señaló al gasoil como "el motor a desterrar".

Cosmen contrapuso el sistema liberal británico al francés, que supedita las rutas de autocar a las del ferrocarril, y apostó por el sistema mixto español, que "es el más eficiente". Sobre la liberalización del ferrocarril, Cosmen, aunque no descartó que Alsa participe como operador, se mostró prudente porque las empresas privadas no podrán operar en cercanías, y porque en "un mercado de dimensión europea quizá los operadores privados no estemos en condiciones de competir", dijo, "con grandes empresas estatales como Renfe y las de otros países".