Las inmediaciones del tren de chapa de Arcelor-Mittal en Veriña y la entrada a las oficinas que tiene el comité de empresa en las instalaciones de la multinacional en Gijón amanecieron ayer repletas de cruces de madera y con mensajes en contra de los sindicatos. Como si se tratara de un cementerio sacado de una película de terror de las de serie "b". La protesta, aparentemente espontánea, causó un tremendo malestar en la dirección de la siderúrgica, que ha prometido abrir una investigación para determinar quiénes están detrás de esa performance. El comité de empresa, inmediatamente después de estos hechos y a través de un comunicado firmado por todos los sindicatos con representación (UGT, CC OO, USO y CSI), rechazó estas prácticas de presión, aunque algunas organizaciones reclamaron también, de forma individual, que no haya sanciones para los empleados involucrados.

La protesta tenía lugar, además, horas antes de que los sindicatos se sentaran a negociar con la dirección el ajuste que se llevará a cabo en el tren de chapa con el objetivo de reflotar este taller, que acumula importantes pérdidas y leva meses sin levantar cabeza. La compañía ha puesto sobre la mesa la necesidad de amortizar, mediante prejubilaciones y sin medidas traumáticas (es decir, sin despidos), 45 puestos en producción, y ayer propuso recortar otros cinco en el área de mantenimiento. Mediante el mismo sistema, sin echar a nadie a la calle. A cambio, la siderúrgica se ha comprometido a desembolsar hasta dos millones de euros para automatizar el trabajo en el taller. Habrá también ajustes en esa misma instalación entre el personal de fuera de convenio (los mandos intermedios y jefes) y entre las compañías auxiliares. Pero estas negociaciones comenzarán en unos días.

El asunto de la protesta y las cruces monopolizó buena parte de la reunión de ayer, especialmente al principio. Los sindicatos presentes en la mesa y que horas más tarde firmaron el comunicado conjunto se desmarcaron de estos actos. Públicamente la compañía se limitó a decir que "se va a abrir una investigación interna para saber el origen de esto". Internamente, en la reunión con los sindicatos, calificó el hecho como "muy grave" y aseguró que "es más propio de otros tiempos".

El representante de UGT en Veriña, José Manuel García, rechazó tajantemente la protesta y aseguró que había sido llevada a cabo por "cierto personal que está incontrolado". Añadió que tal acción "entorpecerá las negociaciones del taller". El sindicalista resaltó que por el momento los puestos a amortizar son solo una propuesta de la compañía. También el portavoz de CC OO, José Manuel Castro, resaltó que lo que busca este grupo de trabajadores es "desestabilizar" y que se acabe por no negociar. El sindicato, no obstante, ha reclamado que no se sancione a los empleados que participaron en la protesta y que solo se les expediente.

Por su parte, el portavoz de CSI, Manuel Ángel Pulgar, que también se desmarcó de la bronca, señaló que "la situación es delicada y, aunque no se compartan las formas, hay que comprender que la gente está enfadada".

La empresa aseguró, además, que su voluntad es intentar cerrar este mismo mes las negociaciones para el ajuste en el tren de chapa gijonés.