La Comisión Europea (CE) se da por satisfecha con la propuesta de desinversiones que Arcelor-Mittal le ha propuesto para poder hacerse con el gigantesco complejo industrial de Tarento en el sur de Italia. La Dirección General de la Competencia ve con buenos ojos esa lista -aunque su pronunciamiento final será el 23 de mayo- en la que la siderúrgica propone deshacerse de instalaciones como la de Galati (en Rumanía) o la de Ostrava (en la República Checa), y que libra del ajuste a los talleres que la multinacional tiene en Asturias. Así se lo trasladó Arcelor a los sindicatos en una reunión en Luxemburgo en la que los representantes de los trabajadores expresaron a la dirección de la empresa su malestar por su "opacidad" informativa durante todo este proceso.

Tal es el cabreo de los sindicatos que ya le han pedido a Indusrioll, la central europea de la que es vicesecretario el asturiano Luis Ángel Colunga, que medie ante Bruselas y reclame a la UE la información que Arcelor les niega. De hecho, el comité restringido de Arcelor (en el que están integrados los representantes sindicales de la compañía en Europa) aprobó una resolución en la que critica que la siderúrgica solo les da información a cuentagotas.

En la reunión que se celebró ayer la multinacional aportó algunos datos nuevos sobre el proceso de desinversiones, pero insuficientes a juicio de los sindicatos. Por ejemplo, que las plantas de las que quiere prescindir Mittal suman una producción anual de 7,5 millones de toneladas de acero al año, que es la misma cantidad que la multinacional calcula que Ilva podría alcanzar en 2021, una vez que la instalación italiana esté plenamente integrada en el organigrama de Arcelor y la digestión de la compra se haya completado. Aunque Tarento, con todas las máquinas en marcha, tendría capacidad para poder llegar a producir 10 millones de toneladas anuales, el doble que en Asturias.

Además, las plantas para las que ya se busca comprador suman en total 12.500 trabajadores, que son prácticamente los mismos que hay en Ilva.

Si bien aún falta tiempo para que Competencia se pronuncie de forma definitiva, Arcelor quiere acelerar el proceso de venta de estas instalaciones todo lo que pueda. De hecho, ya ha puesto todos los mecanismos en marcha para iniciar esa desconexión e ir en busca de posibles inversores. No vale cualquiera. Bruselas exige, entre otros requisitos, que quien se haga con esas plantas esté en una buena posición económica y con sus cuentas saneadas. Los Mittal, además, han puesto otro requisito adicional: que el comprador no sea de origen chino. No quieren que la competencia asiática entre en sus antiguas casas.

Las ventas planteadas por la empresa afectan a la planta de acero galvanizado de Piombino (la única que el grupo tiene en Italia), los complejos de Galati (Rumanía), Skopje (Macedonia), Ostrava (República Checa) y Dudelange (Luxemburgo) y diversas instalaciones en Lieja (Bélgica): las líneas de galvanizado por inmersión en caliente 4 y 5 en Flemalle, líneas de envasado en caliente, decapado y laminado en frío y estaño en Tilleur. Todas ellas instalaciones con beneficios y buenas perspectivas.

Arcelor se desentenderá de la gestión de todas ellas a partir del 23 de mayo, el día en el que está previsto en que Bruselas se pronuncie oficialmente. A partir de esa fecha, la multinacional designará a unos administradores que se encargaran de dirigir los designios de estas plantas y buscarles un nuevo dueño. El cambio de propiedad tiene que estar listo antes del día uno de enero de 2019. Si una vez pasado ese día no se ha completado el traspaso, será la propia Dirección General de la Competencia la que se encargará de buscar al comprador y de completar la operación.

Durante la reunión que se celebró ayer entre los sindicatos y la dirección de la siderúrgica, las centrales volvieron a reprocharle a la empresa que si realmente va a ser rentable meterse en toda esta aventura. El vicepresidente ejecutivo de la multinacional, Geert Van Poelvoorde, respondió que el esfuerzo merece la pena, y llegó a asegurar que esta era la última oportunidad de la planta italiana de seguir funcionando. Algo así como o Arcelor o el cierre.

Lo que echan de menos los sindicatos es un análisis más detallado de cómo va a ser el acople de Ilva dentro del grupo. Pese al alivio inicial de no ver a ningún taller asturiano en esa lista, los trabajadores temen que pueda haber algún que otro daño colateral.

También les mosquea, y así se lo trasladaron a Van Poelvoorde, que instalaciones como la de Galati, donde hay un tren de chapa con capacidad para producir más de un millón de toneladas al año, vaya a manos de otra empresa que compita de forma directa con Gijón, cuyo tren de chapa produce 400.000 toneladas.