Nuria Menéndez Martínez (Tamón, Carreño, 1978), directora general de la compañía aurífera asturiana Orovalle es, desde esta semana, nueva directora financiera de la matriz Orvana, multinacional minera con sede en Toronto. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Oviedo, tuvo su primera experiencia laboral en Hidrocantábrico y después trabajó como auditora en Deloitte, compañía en la que llegó a ser gerente de la oficina de Bilbao. En 2014 le surgió la oportunidad de regresar a Asturias de la mano de la compañía Kinbauri, hoy Orovalle. Se incorporó al departamento financiero y dos años después asumió la dirección general, desde donde ha dado el salto a la dirección financiera de Orvana, lo que le obligará a tener un pie en Asturias y otro en Canadá, desde donde conversa con LA NUEVA ESPAÑA.

- ¿Qué supone el nuevo cargo?

-El nombramiento forma parte de la reestructuración de Orvana, con la que se consolidan posiciones de dirección corporativa en España. Es una apuesta por el futuro de la compañía en Asturias y un ejemplo de la política de recursos humanos de Orvana, que apuesta por el desarrollo interno de nuestros profesionales.

- ¿El cargo es compatible con la dirección de Orovalle?

-Si, voy a compaginar las dos posiciones. El puesto va tener como sede Asturias aunque tendré que viajar periódicamente a las oficinas corporativas de Toronto y a la otra explotación que tenemos en Bolivia.

- La presencia en Asturias de multinacionales como Orvana ofrece oportunidades profesionales de proyección internacional.

-Es muy positivo para Asturias tanto recibir proyectos de multinacionales como que empresas de la región salgan al exterior, como ya está ocurriendo. Es bueno desde el punto de vista de contribución económica de los proyectos y para el desarrollo de los profesionales de la región. Cuando tienes la oportunidad de trabajar en proyectos en diferentes países es muy enriquecedor porque te permite conocer distintos enfoques de trabajo, nueva tecnología, diferente legislación y, sobre todo, estar con compañeros de otros países, lo que te permite conocer culturas.

- ¿Cómo son valorados fuera los directivos formados en Asturias?

-Yo creo que la valoración es muy positiva, no sólo por el nivel de cualificación técnica sino también por las habilidades interpersonales de gestión de equipos y de liderazgo de proyectos. No obstante si tuviera que citar algún aspecto a mejorar señalaría el tema de los idiomas, porque en algunas ocasiones es la única limitación que tenemos para acceder a puestos en otros países y esto hay que tenerlo en cuenta en los planes educativos. La experiencia que tenemos a nivel de Orovalle es que la valoración de los perfiles profesionales es excepcional.

- ¿Hay que quitarse complejos en Asturias?

-A veces somos nosotros los que nos subestimamos, pero el nivel técnico de la formación de la Universidad de Oviedo es muy bueno y los profesionales de Asturias, en general, intentamos continuar formándonos a lo largo de nuestra carrera. Luego depende un poco de la propia iniciativa dar un salto para asumir mayores riesgos en proyectos diferentes.

- ¿Qué perspectivas globales hay en el mercado de los materiales preciosos?

-En Orvana producimos oro, cobre y plata y predecir la evolución de los precios en el mercado es muy complejo. No tenemos capacidad de controlarlo y por eso la estrategia de nuestra compañía se basa en la mejora de la eficiencia operativa con el objetivo de que los proyectos sean sostenibles a pesar de que la evolución de los precio sea adversa.

- Orvana tiene yacimientos en Asturias y en Bolivia, ¿se plantea otros nuevos?

-Nuestro objetivo es consolidar los proyectos en los que ya estamos inmersos y continuar creciendo en su entorno. El yacimiento de El Valle (Belmonte), que nació con una vida de proyecto estimada de 10 años, lleva ya más de 20 años en activo. Orovalle es una apuesta decidida de Orvana por el largo plazo de la minería metálica en Asturias y con esa visión es con la que trabaja nuestro equipo de geología en los programas de exploración, tanto en las concesiones que tenemos en El Valle y Carlés (Salas) como en los distintos permisos de investigación que Orovalle tiene asignados en los tres cinturones de oro de Asturias.

- La extracción de oro en El Valle-Boinás está alcanzando los niveles más altos desde 2014, ¿a qué se debe?

-Responde a la estrategia de consolidación que se inició hace dos años con un plan de inversiones de más de 20 millones de euros y de incremento de empleo directo en casi 120 personas, situándonos ahora en una plantilla de 475 personas. Actualmente estamos trabajando para incrementar nuestra producción de mineral oxidado, lo que nos permitirá aumentar la ley media de oro del mineral que alimenta nuestra planta. Como resultado de toda esta estrategia confiamos en que en los próximos trimestres se consoliden los incrementos de producción.

- Desde las empresas mineras, ¿perciben más facilidades u obstáculos para el aprovechamiento de los recursos de Asturias?

-Las oportunidades para la apuesta por el desarrollo de la minería metálica como un eje económico clave para la región son claras, porque disponemos de yacimientos, de capital humano, de escuelas universitarias especializadas, tenemos acceso a tecnología y también tradición minera. Pero si queremos que esa minería se consolide como un eje, la apuesta debe de ser decidida y para ello se necesita consenso social, reconocimiento y apoyo a la actividad. Además es fundamental abordar una simplificación de los procesos administrativos de los proyectos, porque son tan complejos que hacen que se descarten de partida oportunidades de inversión.

- La legitimidad de estos proyectos se gana con unos impactos ambientales y socioeconómicos positivos...

-Desde Orovalle apostamos por una minería sostenible, buscando un equilibrio entre seguridad, protección ambiental, viabilidad técnica y económica. La minería es un sector extremadamente regulado lo que permite garantizar que se opera bajo todos los estándares legales. Orovalle es un ejemplo en restauración ambiental, porque tras el cese de la actividad a cielo abierto la zona se encuentra restaurada y ahora trabajamos para garantizar la misma calidad de restauración en la actividad subterránea. Respecto al impacto socioeconómico Orovalle es un motor dinamizador de la economía en la zona en la que operamos , que contribuye al empleo local y a la fijación de población. Tenemos un empleo directo de 475 trabajadores e indirecto de más de 2.000 personas , por lo que el impacto socioeconómico es en todo el conjunto de Asturias.