De nacionalidad inglesa, jubilado, con dinero ahorrado y que busca algo apartado, fuera del cogollo de los pueblos asturianos. Ese perfil se repite en las dos comarcas que baña el bravo Cantábrico, la del Occidente y la del Oriente, y corresponde al comprador tipo extranjero que busca vivienda en Asturias, según el relato de los agentes inmobiliarios de uno y otro extremo de la región. Las estadísticas del Consejo General del Notariado aseguran que las ventas de viviendas a personas de fuera de España se incrementaron notablemente en el Principado durante el año pasado. Adquirieron 437 propiedades, un 20,3% más que en 2016. El aumento superó la media nacional (12,46%).
Otro perfil que abunda entre este colectivo es el de latinoamericanos, generalmente mexicanos, que se interesan por el lugar en el que vivió alguno de sus antepasados. Detrás de sus huellas genealógicas. Éstos, a diferencia, de los británicos, no quieren casas apartadas, sino que están más interesados en pisos céntricos.
"Los que vienen a comprar propiedades a Asturias son generalmente ingleses jubilados que tienen dinero ahorrado", explica Antonio Vega, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (COAPI). Su destino está lejos de las grandes urbes regionales como Oviedo, Gijón o Avilés. La mayoría suele optar por buscar la tranquilidad de los pueblos costeros en los que pasar buena parte de su retiro. Los ingleses, explica Roberto Lamuño, de Llanes Inmobiliaria, van a la caza de propiedades en sitios donde la densidad de población es baja y los vecinos están bastante dispersos. Generalmente, todo lo contrario a los lugares en los que podían estar viviendo en Londres u otras grandes ciudades del Reino Unido.
Curiosamente, eso ocurre con frecuencia en Llanes, pero también en el otro extremo del Principado, al Occidente. Natalia González, agente inmobiliaria en Navia, asegura que "por esta zona los extranjeros no vienen a hacer grandes inversiones". Suelen buscar lugares de montaña y en muchas ocasiones lejos de la costa, más bien "en entornos de montaña" y en pequeños pueblos desde los que contemplar los verdes paisajes asturianos.
González asegura también que las ventas a extranjeros no son nada estacionales. La mayoría no entienden de veraneo porque, generalmente, buscan un lugar estable en el que quedarse. "Vienen en cualquier época del año, aunque sea invierno", resalta.
Sin embargo, a unos kilómetros, en Tapia de Casariego, la situación es algo diferente. "Aquí vienen ingleses y alemanes, pero con poco presupuesto y con las ideas poco claras, preguntan por casas viejas para arreglarlas, pero sin nada planificado, a lo que salga", asegura Ángel García, agente inmobiliario en la localidad costera. Añade que lo que se mueve por Tapia es la venta de parcelas, con la intención de construir en ellas una vivienda más a medio plazo. Poco a poco. Más que a extranjeros, ese rincón de la región suele atraer más a castellano-leoneses, madrileños y algún que otro vasco, apunta.
Llanes no entiende de "Brexit". Roberto Lamuño asegura que "aquí lo que más vienen son ingleses, algunos alemanes, escasamente franceses y casi ningún italiano". Curiosamente, un estudio del Colegio de Registradores asegura que la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) sí que ha tenido incidencia sobre la compra de viviendas por parte de ingleses en España, que se retrajo durante el año pasado. No ocurrió así en Asturias.
En Navia y Llanes también abundan los latinoamericanos que buscan propiedades porque aquí están sus raíces familiares. Éstos, sostiene Lamuño, quieren pisos céntricos.
En líneas generales, la venta de viviendas de segunda residencia está subiendo ya a buen ritmo en Asturias, aunque, sostienen las inmobiliarias, las ventas a extranjeros aún son residuales.
