El agresivo fondo de inversión estadounidense Elliot Management, que dirige el millonario Paul Singer, ha tomado una posición accionarial en el grupo sidero-metalúrgico alemán Thyssenkrupp, dueño de tres centros de producción en Asturias, con la pretensión de exigir cambios en su estrategia y modelo de negocio. En medios económicos se cree que entre sus objetivos figura sustituir al primer ejecutivo de la corporación alemana, Heinrich Hiesinger.

Elliot confirmó la toma de un paquete de acciones cuya cuantía no reveló al no haber alcanzado aún el umbral que le exige hacerla pública. Se estima que su pretensión es superar un rango entre el 3% y el 5% del grupo alemán.

Elliot responde al prototipo de los fondos de inversión denominados activistas porque, a diferencia de lo que es común en estos vehículos de inversión, no se limitan a sostener una posición financiera en las empresas en las que invierten sino que presionan desde dentro a los rectores y a los consejos para alterar el rumbo de las empresas, forzando ventas o compra de activos, renuncia a determinadas actividades, y fusiones o segregaciones, según casos. Estos fondos entran en grandes compañías cuya rentabilidad y cotización juzgan mejorables. Muchas veces salen airosos, como ocurrió en Du Pont y Dow Chemical: la posición beligerante de los activistas Trian Fund Management y Third Point forzó la fusión de ambas multinacionales y su actual plan de división en tres compañías. Otras veces pactan sin lograr totalmente sus objetivos, como hizo Elliot en National Express (dueña de Alsa) tras dos años (2011-2013) de hostilidades. Hay ocasiones en las que la convivencia es menos turbulenta, como parece que está ocurriendo desde 2017 en Nestlé con Third Point y en Danone (donde cambió el presidente) con Corvex Management. "Thyssenkrupp tiene una opción significativa para la mejora operativa que beneficiaría a todos los interesados y esperamos participar en un diálogo constructivo", dijo Elliott Advisors, filial para Europa de Elliot Management.