Arcelor-Mittal busca acelerar las negociaciones con los sindicatos para incrementar la productividad de sus talleres asturianos. Una vez desbloqueado el acuerdo en el tren de chapa, que incluye la amortización de 32 puestos, la siderúrgica quiere apretar el acelerador y hace unos días abrió la mesa para un nuevo ajuste en las llamadas líneas de inspección de Avilés. La intención de la compañía es cerrar un acuerdo rápidamente, pero se ha encontrado con nuevas resistencias en los sindicatos. El caso es que aún queda un buen número de instalaciones en la que estos ajustes están por cerrar. Algunos de vital importancia.

La multinacional había puesto sobre la mesa el recorte de cinco jefes de turno en la instalación avilesina. Tras dos reuniones, no hubo ningún acuerdo. Las centrales consideran que el ajuste no está lo suficientemente justificado, ya que el trabajo que deje de hacer ese personal tendrá que asumirlo otra compañero. Eso va en contra del acuerdo que hace semanas alcanzaron los sindicatos y la siderúrgica y en el que se recogía que cualquier tipo de recorte debería estar justificado en base a mejoras tecnológicas. Es decir, en máquinas que sustituyan a humanos. En las líneas de inspección avilesinas trabajan unos cuarenta empleados.

En la última de estas reuniones, relata un sindicalista, la empresa presentó ya un acta con la intención de cerrar de forma inmediata las negociaciones. No lo consiguió y el comité celebrará la semana que viene una reunión para discutir el caso.

No es el único frente que la multinacional tiene abierto en Asturias. Además, mantiene abierto un conflicto con los sindicatos por la reducción que pretende aplicar entre los gruistas del tándem 1, también en Avilés, y que los sindicatos consideran que no está justificado.

Los sindicatos también han pedido una reunión con la dirección de la multinacional para conocer cómo están las obras de las nuevas baterías de coque que se están reconstruyendo en la planta de Veriña (Gijón).