Duro Felguera, que acumula unas pérdidas de 358,4 millones desde 2015, prevé volver este año a beneficios, con un ganancia neta de 170 millones, aunque aún con resultado operativo ("ebitda") negativo. Entre 2019 y 2021 proyecta un beneficio neto que crecerá de los 36 a los 51 millones y un "ebitda" positivo que pasará de los 32 a los 78 millones.

Estas proyecciones forman parte del plan estratégico para 2018-2021, desvelado ayer por la empresa, y cuyas medidas de saneamiento, reorientación del negocio y cambio de gestión y de gobierno corporativo constituyen la propuesta con la que el consejo de administración reclamará mañana en Oviedo el respaldo de los accionistas para acometer una ampliación de capital que permita captar 125 millones, lo que, sumado al pacto con la banca acreedora para reestructurar la deuda y refinanciar la sociedad, serán determinantes para restablecer el equilibrio patrimonial del grupo y garantizar su supervivencia.

Las directrices y modelo de negocio del plan estratégico y sus proyecciones económicas fueron bien recibidas por la Bolsa. La acción repuntó el 11,26% (la subida llegó a ser del 18,5%), hasta los 0,336 euros. A ello también contribuyeron los anuncios de la firma de nuevas alianzas industriales (acaba de pactarse otra con el grupo catarí Acec, tras las muy recientes con la indonesia Barata y la estadounidense Metco, y se negocian más acuerdos similares), la confirmación de que hay grupos inversores que han mostrado interés preliminar en participar en la ampliación (caso de la catarí Acec), el conocimiento de que el segundo accionista (la familia Arias, dueña del 10%) pretende votar sí mañana a la ampliación, y la convicción de la alta dirección de que los litigios pendientes (investigación sobre Venezuela, acta de la Agencia Tributaria y reclamaciones en Australia, India y Argentina) pueden evolucionar de modo favorable.

Duro ha recuperado la idea de vender su edificio corporativo de Gijón, pero con un contrato de permanencia en régimen de arrendamiento, por lo que seguirá siendo la sede social del grupo; así como enajenar su planta de tanques de Cartagena, con lo que prosigue su estrategia de generación de recursos (entre 30 y 40 millones) con desinversiones no estratégicas. Para su filial industrial de Calderería Pesada, de Gijón, proyecta un plan de potenciación dotándolo de nueva actividad e integrándolo en el negocio de petróleo y gas.

La compañía pretende reducir sus costes entre 2018 y 2019 en el 31%: bajarán de 58 a 41 millones mediante mejoras de eficiencia (9 millones), personal (6) y procesos (3). El ajuste y adecuación de plantilla deberá situar la masa salarial por debajo del 10% de las ventas, pero Acacio Rodríguez, presidente, reiteró que el ERE anunciado para las oficinas de Gijón y Madrid "no debe ser traumático" ni "crear inquietud". "El personal tiene un papel fundamental para la recuperación de Duro y no se puede hacer un plan contra la gente", dijo Rodríguez.

Duro quiere reforzar su capacidad como ingeniería, apostar por sectores adicionales con buenas perspectivas, como las plantas de gas, de energías renovables y de procesado de minerales, así como logística y eficiencia energética; tender a contratos medianos (con menor riesgo) y extremar el control sobre los proyectos para evitar las desviaciones y sustos del pasado, mejorar márgenes, penetrar más en EE UU, Asia Pacífico y Oriente Próximo, entablar más alianzas, profesionalizar el consejo e implantar un modelo de gestión que permita afrontar con una visión integral la diversificación del grupo para obtener sinergias de los entre los distintos negocios y otros cambios de rumbo.