ArcelorMittal prepara nuevos ajustes para afrontar un fin de año que se presenta bastante complicado por la debilidad de la demanda y la subida de los precios de las materias primas. La dirección de la multinacional ha citado hoy a los sindicatos para discutir la situación de la acería de Gijón. La plantilla teme nuevos recortes similares a los pactados hace unas semanas en el alambrón y que terminaron con la supresión de uno de los turnos de trabajo con el objetivo de salvar la actividad de ese taller, en pérdidas.

A mayores, la siderúrgica amplió ayer la aplicación del expediente de regulación de empleo (ERE) al personal de las oficinas y el resto que tiene jornada continua (unos 1.600 trabajadores) a los días 23 y 30 de diciembre. De modo que estos trabajadores estarán regulados todos los lunes a partir de ahora, excepto el 9 de diciembre. Serán seis días en total. había dicho en un principio que este ajuste era necesario para que no fueran solo los operarios de las fábricas los que soportaran el peso de los ajustes.

El caso de la acería gijonesa es bien distinto. Arcelor había planteado hace unos meses la necesidad de aplicar un recorte de 200 empleos en el conjunto de sus instalaciones de Gijón, dentro de un plan de mejora de la productividad con el que asegura que pretende evitar el cierre de la acería de Veriña y salvar los dos talleres de productos largos: planta de alambrón y tren de carril. En estas tres instalaciones están empleadas 860 personas.

La multinacional ha asegurado repetidas veces que la situación de todas estas instalaciones es "crítica", y ha emplazado a los sindicatos a negociar medidas para evitar que en el futuro pueda haber cierres.

La negociación sobre la acería coincide después de que UGT, USO y ACIAA firmaran ayer el nuevo convenio colectivo para las plantas asturianas de Arcelor, una semana después de que el preacuerdo entre la empresa y esos tres sindicatos fuera ratificado en referéndum por los trabajadores. El convenio contó con la oposición de CC OO y CSI.

Lo que se esperaba que fuera un trámite más o menos sencillo acabó ayer en bronca entre la dirección de la multinacional en Asturias y los representantes de Comisiones. El portavoz del sindicato, José Manuel Castro, denunció que "la empresa nos acusó de ser antidemocráticos, de que éramos como Vox", por no apoyar el convenio tras el resultado de las votaciones. Ante tales acusaciones, los dos representantes de CC OO decidieron levantarse de la mesa y abandonar la reunión. "Este convenio es una burla, no ha habido negociaciones reales", dijo Castro. Comisiones está llevando a cabo durante este mes movilizaciones por el bloqueo del llamado acuerdo marco.

También se manifestó en contra del convenio el representante de la CSI, Manuel Ángel Pulgar, y denunció que hubo presiones de la empresa y de otros sindicatos en favor del "sí" en el referéndum.

Entre los partidarios del convenio, el portavoz de UGT, Raúl Cueto, dijo, en alusión a CC OO, que "sorprende que un sindicato de clase no haya acatado el resultado del referéndum, el de mayor participación en la historia de la empresa".