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Con la energía tan cara, ¿tiene Asturias una segunda oportunidad tras el carbón?

La región deja atrás su viejo modelo energético y le queda un largo camino para llegar al nuevo

molinos de viento cianotipo

La invasión de Ucrania por la Federación Rusa desenmascara los intereses energéticos globales. Alemania ya no recuerda con tanta benevolencia a su canciller Angela Merkel que, siguiendo los mejores criterios económicos, dejó a su país dependiendo del gas ruso. Estados Unidos ofrece el suyo, caro y lejano.

La transición hacia la descarbonización que plantea Europa como objetivo no deja tampoco las mejores condiciones de reacción en un momento de subida de combustibles y minerales.

Asturias, que producía energía, ahora tiene estrangulada sus industrias, que necesitan mucha electricidad, por unos precios que les obligan a echar muchos números para no echar el cierre.

“Criterios” ha traslado una pregunta que todos los interlocutores han considerado pertinente.

¿Puede tener Asturias una segunda oportunidad energética en este nuevo contexto internacional? La región deja atrás su viejo modelo energético y le queda bastante camino para llegar al nuevo

Para el geólogo José Antonio Sáez de Santamaría sí hay nuevas oportunidades siempre que se reaccione con las capacidades actuales que se quieren dejar atrás.

Para el ingeniero de Minas y catedrático Juan Menéndez Aguado si se pudiera relajar la agenda verde teniendo en cuenta el largo momento de pandemia, carestía energética y guerra.

Belarmina Díaz Aguado, directora general de Energía, Minería y Reactivación del Principado, asegura que la descarbonización no se va a detener.

Hay muchos matices en estas opiniones.

José Antonio Sáez de Santamaría, que fue jefe de Geología de Hunosa, ve que el momento es bueno para recuperar lo que ha ido cerrando y desplazando la agenda verde europea porque los nuevos precios hacen rentable lo que hace pocos años no lo era, empezando por el carbón asturiano.

¿Carbón a estas alturas?

“El carbón está muy demandado en el mundo. En 2000 se extraían 3.000 millones de toneladas de carbón, hoy son 6.000, el doble. Medio mundo quema carbón: China, India, Estados Unidos, Rusia… y Alemania ha tenido que abrir una térmica de 1.000 megavatios después de cerrar todas sus nucleares después de Fukushima”.

Nuestro carbón no era rentable.

“Hace 20 años la tonelada de carbón puesta en El Musel costaba 50 dólares. La producida en Asturias, 200. Hoy el precio del carbón es 450 dólares la tonelada. Si hubiera voluntad política hoy se podría poner en marcha buena parte de la minería de carbón asturiana. En un año quitas el agua de los pozos, instrumentas y echas a andar. De lo que era Hunosa, eliges media docena de pozos de los que podrías sacar uno o dos millones de toneladas al año seguramente a menos precio de 450 euros. Y eso vale para la cuenca del Narcea”.

¿Para qué ese carbón con las térmicas paradas?

“Las térmicas se han cerrado por decisión fanáticoecológica del gobierno que no quiere echar co2. China anuncio el año pasado que hasta 2030 va a abrir 250 centrales térmicas de carbón. El mundo no va hacia la descarbonización. No se reduce el porcentaje de co2 en la atmósfera: este año ha subido un 6,5%”.

Las térmicas asturianas tienen un compromiso de cerrar.

Aboño y La Pereda funcionan. Soto de Ribera y Soto de la Barca se podrán reabrir si no han sido desmanteladas. En tres meses las tienes en marcha. As Pontes estuvo quemando carbón en febrero porque hizo falta para garantizar la seguridad del suministro. Yo ahora pondría en marcha 4 térmicas para bajar el precio de la energía a base de carbón. El precio lo marca la energía más cara y el suministro sigue este orden. La primera energía que entra es la nuclear, porque funciona siempre; la segunda es la hidroeléctrica; la tercera, la eólica y solar; la cuarta, el gas de ciclo combinado. Cuando necesitas más potencia entra el carbón. Desde que quitaron el carbón marca el precio de toda la energía lo que cuesta el gas, que ahora está muy caro”.

Juan María Menéndez Aguado, catedrático del Departamento de explotación y prospección de Minas de la Universidad de Oviedo, no minusvalora los objetivos verdes, pero es consciente del momento.

“Las térmicas deberían haber arrancado ahora. Lo que se llama descarbonización de momento es desindustrialización. Si las renovables no reponen la energía al mismo ritmo que vamos cerrando las térmicas estaremos comprando energía a otros sitios que quizá la estén produciendo con combustibles fósiles. No lo vemos cerca pero no es verde. Y es cara. Estamos perdiendo dinero”.

¿Dónde empieza lo verde?

“¿Dónde empezamos a ponerle el color verde a las renovables? Si las placas solares no las construimos nosotros hay que ver en su trazabilidad si es verde todo el tiempo. Tenemos el entorno con las mayores garantías laborales y ambientales para producir y pagamos más y si vamos a un mercado en el que solo se mira el coste tonelada nos hacemos trampa. Lo que renunciamos a producir el mercado lo va a producir sin esas garantías porque siempre fue así en las materias primas. En Asturias hay algunas empresas privadas en el Narcea sacando carbón y Hunosa saca para La Pereda. Y una empresa podría buscar carbones que tenemos y que no son para quemar”.

Contornea su concepto de la transición energética:

“Entiendo la relación del hombre con el medio ambiente sin sacar al hombre del medio ambiente. La sostenibilidad suma la dimensión social a la ambientalista. ¿Estamos en una transición o en una demolición? No veo muchas acciones de transición, aunque sí mucha voluntad política y gente intentando cosas, pero hay mucha presión de llegar a 2030 con un escenario sin tener en cuenta que hay pandemias y guerras sin análisis de riesgos. Y las materias primas las estamos consumiendo igual”.

¿Estas objecciones de excepciomnalidad son para tener en cuenta?

Belarmina Díaz Aguado, directora general de Energía, Minería y Reactivación del Principado de Asturias, es tajante:

“La transición energética no va a frenarse: Europa quiere que no dependamos energéticamente del exterior basándonos en la eficiencia, las renovables y en nuestras propias capacidades. Siempre hemos dicho que la transición es muy acelerada para Asturias pero hay un marco europeo y nacional de objetivos climáticos para 2030, cada vez más exigentes, y en Asturias hemos hecho y consensuado una estrategia de transición energética justa en la que la generación térmica con carbón está cerrada.

Oportunidades dentro de la descarbonización.

Belarmina Díaz Aguado ve muchas y considera que el momento es clave.

Asturias producía 2.222 megavatios con carbón en 2018, antes de los cierres anunciados, y su objetivo es mantenerlos o superarlos en 2030 sin carbón.

¿Es posible?

“Hemos hecho tres escenarios y sólo en uno estaríamos por debajo de esa cifra, pero llegaríamos con el resto de las energías a los 4.574 megavatios totales que precisa Asturias”

¿Cómo?

“Con eficiencia energética para bajar mucho el consumo e impulsando las renovables, de las que no tenemos mucho de nada pero con un poco de biomasa, desplegando la fotovoltaica de autoconsumo de particulares y empresas, la eólico terrestre y la marina y apostando por tecnologías de almacenamiento de energía e hidrógeno verde se suplirá ese apoyo que daban las centrales térmicas”.

Ese proceso cuesta dinero.

“El alto precio de la energía también juega a favor de la eficiencia porque amortizas antes lo que cuestan esos equipos nuevos que, además, traen otras ventajas de mantenimiento, y de digitalización que te hacen ahorrar en costes. Y hay subvenciones muy importantes”.

La subvenciones siempre interesan, pero ¿cuánto?

“Más que nunca. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (del ministerio de Transición Ecológica) nos transfirió 4,7 millones en 2020 de ayudas al ahorro energético para empresas y en un mes estaban todas solicitadas. Ampliamos hasta 12 millones y ahora tenemos lista de espera. Hemos pedido más. Tenemos líneas regionales más modestas que casi agotamos y hay muchas empresas preguntando como optar a esas ayudas. Vivienda lleva 50 millones de euros en ayudas para rehabilitación energética comprometidos en semanas. En autoconsumo hay mucha demanda de particulares y en industria ya está agotada. Son líneas abiertas hasta 2023”.

Asturias, el valle del hidrógeno

El hidrógeno verde es la posibilidad de obtener la energía del hidrógeno por una electrólisis alimentada por fuentes energéticas como la solar, eólica o hidráulica que son limpias y renovables.

El senador socialista Fernando Lastra compara lo que fue en Asturias el negro carbón con lo que será el hidrógeno verde.

“Nunca podremos sustituir lo que fuimos con el carbón en un contexto imbatible de la primera guerra mundial y el periodo de entreguerras. Asturias tiene una capacidad de energía eólica limitada y de energía solar escasa pero tiene agua para el hidrógeno verde. El agua es importante porque va a ser un elemento escaso”.

La directora general de Energía, Minería y Reactivación del Principado dice que Asturias es un valle de hidrógeno.

“Es una de las regiones que más proyectos de hidrógeno ha presentado a Bruselas. El hidrógeno verde es muy importante porque tiene muchas particularidades, primero como vector energético [almacena energía que puede liberarse posteriormente de forma controlada] y porque hay detrás una cadena de valor industrial real muy importante en Asturias y podemos tener tecnología propia, como la tuvimos en su momento con lo vinculado a la minería”.

¿Dónde va ser más útil?

“En la descarbonización de la industria, muy diversificada y con sectores muy difíciles de descarbonizar como Arcelor, en el cemento, en industrias vinculadas al amoniaco y en el transporte ferroviario y marítimo y pesado”.

El hidrógeno verde es mucho más caro que el normal.

“Necesita ayudas y por eso hay 350 millones de euros en el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (Perte Ehra), en varias líneas para proyectos en competición. Esperemos que se seleccione alguno en Asturias”.

La sociedad asturiana alrededor de la energía será muy diferente de lo que fue en términos laborales e industriales.

Fernando Lastra tiene claro que “nunca será de masas obreras sino de proyectos de innovación, investigación y tecnología. Ya somos punteros en la producción de molinos grandes, los tenemos en el mar y los hacemos para vender, pero la segunda oportunidad no será de 500 trabajadores para el primer relevo y otros 500 para el segundo”.

Díaz Aguado completa otro aspecto: “una central térmica eran 450 megavatios en un solo emplazamiento y pocas hectáreas y el despliegue de renovables y de eficiencia es en toda Asturias”.

Asturias minera, de otra manera

En la transición energética son esenciales las materias primas. Olvidar el carbón no es olvidar la minería. El sector minero tiene mucha historia y presente en Asturias pero siempre ensombrecidos por la negritud del carbón.

Menéndez Aguado explica:

“Hay expertos que dicen que la descarbonización es cambiar el foco de los combustibles fósiles a las materias primas porque vamos a necesitar almacenar la energía y eso se hace con materiales como el litio, el cobalto, grafito o grafeno, para baterías”.

Europa elabora una lista de materias primas críticas que son muy necesarias para la industria y tiene la obligación de autoabastecerse de ellas.

En 2011 la Comisión Europea analizó las tendencias de los precios de los productos básicos por su alta volatilidad en la década anterior, causada por crecimiento de China, La India o Brasil. Hizo una lista con 14 materias primas consideradas críticas. Son necesaria para toda la nueva tecnología imaginable y, por supuesto, para nuestros teléfonos y ordenadores. La lista está en el gráfico de estas páginas pero crece porque su teléfono móvil tiene 30 miligramos de oro que están trabajando, no adornando.

“La criticidad”, explica Juan Menéndez Aguado, “depende del riesgo de suministro y de la importancia económica que tengan en las cadenas de valor europeas. La lista se revisa cada tres años y hay que hacerlo si Rusia pasa a ser enemigo”.

Asturias tiene un 30% de la lista de materias primas críticas, apunta Belarmina Díaz Aguado.

Repasemos la lista con la mirada en Asturias y el conocimiento del catedrático del Departamento de explotación y prospección de Minas:

“El más crítico es el magnesio para tecnología y fertilizantes. En Asturias tenemos Pasek que consigue un compuesto de magnesio de alta calidad. La mina la tienen en Galicia, pero el I+D está en Asturias. Tenemos la cuarta parte de la fluorita de Europa. Hay carbón coquizable y sustitutos”.

“El antimonio sale asociado a las antiguas minas de mercurio y con fitominería se podría recuperar por biomasa que de energía y recuperar ese metal en el residuo. De grafito natural, un carbón muy evolucionado, no tenemos minas, pero hay carbones de alto rango que sirven de sustitutos”.

“Escandio, Titanio y Banadio aparecen asociados a la minería de hierro y puede haberlo en escombreras. Habrá muy poco estroncio en el Aramo”.

Parece que hay muchos elementos y cantidades pequeñas, pero los precios altos y la necesidad de autoabastecimiento pueden hacerlo rentable.

“El enfoque de la minería tiene que cambiar porque el tradicional va orientado a una explotación. El oro busca el oro y no le importan el cobre y la plata que también están ahí”, prosigue Menéndez Aguado.

¿Minas en el Paraíso natural?

Sí, asegura Belarmina Díaz Aguado.

“Hay que buscar el autoabastecimiento y pensar en una minería sostenible ambiental y social pero la minería hace falta, es necesaria y es compatible con Asturias paraíso natural”

“Los proyectos pasan evaluaciones muy estrictas de una legislación ambiental severa y con muchas zonas protegidas. El recurso está donde está y excluyendo parques naturales como los Picos hay que buscar zonas donde el impacto sea favorable. Muchos son proyectos de minería subterránea, con menos impacto, tienen recuperación posterior y cuantías adaptadas a los tiempos”.

En el mapa de la página se ven donde hay permisos de investigación en materias críticas por toda Asturias, algo en el centro y en el Occidente bastante más que en el Oriente.

“Desde un permiso de investigación hasta una aprobación de un proyecto hay un trámite muy largo y garantista y ha de ser compatible con otras actividades pero la minería es, como muy bien se sabe en Asturias, una fuente de riqueza para el territorio”.

¿Cuánto tiempo pasa entre el permiso de investigación y la sanción del proyecto?

“Ahora hay más urgencia. Ninguno baja de tres años y, manteniendo siempre las garantías y la información pública, tenemos que ser más ágiles para autorizar o para denegar. Es complicado porque hay muchas administraciones implicadas, locales, autonómica y central”.

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