Arcelor estudia prolongar la regulación de empleo ante la gravedad de la avería causada por el incendio

La empresa restaurará la planta si es factible amortizar el coste en los dos años de vida útil que restan | La explosión perforó el crisol, elemento crucial

El colosal incendio que dejó a Arcelor al borde del colapso

ArcelorMittal sopesará la posibilidad de reparar el horno alto A, que se vio dañado por el grave incendio de anteayer, pero la decisión dependerá del alcance y coste de los trabajos de restauración de la planta una vez que puedan ser evaluados en profundidad los daños causados por el siniestro. Ayer continuaban los trabajos de enfriamiento del horno para permitir el acceso de los técnicos, lo que podría producirse, según las primeras estimaciones, en el transcurso de los próximos días.

La operación de reparación implicaría restaurar el crisol, un componente crucial del horno alto y que, ya está confirmado tras una inspección preliminar, sufrió una perforación, lo que añade un plus de gravedad al suceso.

El siniestro se desencadenó por una desestabilización del proceso de producción cuando se estaba procediendo a la sustitución rutinaria de una tobera, lo que dio origen a una "reacción violenta" dentro del horno que desencadenó varias explosiones y una gran inflamación con temperaturas elevadísimas y una intensa emanación de humo denso.

Para afrontar el impacto del accidente en el proceso productivo, la compañía baraja varias opciones en función del alcance de los daños una vez que sean verificados y de la evaluación de los costes para su subsanación, según explicó ayer la empresa a la representación laboral.

Las opciones. Una de las alternativas que se sopesa es la reparación somera de la instalación si esta intervención fuese factible y suficiente para recuperar su actividad durante el escaso tiempo de vida útil que le resta al horno afectado. La instalación llegará a su término en 2025 y para entonces se prevé su sustitución por el nuevo horno de reducción directa de mineral de hierro (DRI) que forma parte de los planes de descarbonización parcial de la factoría de Veriña con una inversión superior a los 1.000 millones.

Otra posibilidad es acometer una restauración más profunda si fuese económicamente viable y aconsejable, pero esto conllevaría un periodo de parada de la instalación más prolongada y previsiblemente un mayor coste, lo que podría ser disuasorio en función de su importe, dado que apenas se contaría con dos años para la amortización de la inversión.

Este fin de semana se hará la operación de la "salamandra" para minimizar perjuicios al horno

La tercera hipótesis que se conjetura es parar definitivamente la planta si no fuese viable su rehabilitación, lo que obligaría a importar tochos o "slabs" de acero desde otras fábricas de ArcelorMittal en el exterior (Asturias ya recibió estos desbates desde Brasil en el pasado) para alimentar las necesidades de los talleres acabadores de la región, toda vez que el arrabio producido por un solo horno alto (el B, resultó indemne y está operativo) no es suficiente para cubrir la demanda conjunta de las acerías de Avilés y Gijón que transforman el arrabio en acero, por más que la empresa prevé maximizar su actividad.

Acería de Avilés. Por esta causa, la acería avilesina se verá a abocada a prescindir de uno de sus convertidores por falta de materia prima y a reducir sus coladas, como ya ocurrió cuando el horno alto ahora accidentado estuvo parado entre fines de septiembre y comienzos de febrero a causa de la baja demanda de producto siderúrgico.

Entonces y ahora se prioriza el suministro a la acería de Gijón porque es la que alimenta las líneas de productos largos (carril y alambrón), que son los transformados que en este momento tienen mayor demanda. La acería de Tabaza, en la comarca de Avilés, nutre las líneas de productos planos de esta factoría y la de chapa gruesa de la fábrica de Veriña (Gijón).

El percance ahora ocurrido se produce en un momento en el que se abrigaban expectativas algo más optimistas para el sector del acero y cuando se presuponía que la demanda, aun con lentitud, podría seguir recuperándose gradualmente, razón por la que hace mes y medio se reactivó la instalación ahora dañada tras cuatro meses paralizada. Fue, de hecho, el primero de los cinco hornos parados por Arcelor en Europa que recuperó su actividad.

El impacto del siniestro en uno de los dos hornos altos gijoneses (los únicos existentes en España) se verá atenuado para los intereses comerciales de ArcelorMittal en el sur de Europa y área del Mediterráneo porque ya tenía prevista la vuelta a la actividad en abril del horno alto que aún mantiene parado en su factoría francesa de Fos Sur Mer.

La inspección hasta ahora realizada ha determinado que el origen del percance fue la presencia de agua dentro del crisol del horno, lo que propició la explosión cuando entró en contacto con arrabio incandescente. El crisol alcanza temperaturas de 1.500 grados centígrados. Según el relato de la empresa, esta reacción produjo la salida de arrabio a través de la pared del crisol y por la tobera que iba a ser reemplazada. Las toberas son las que permiten la inyección de aire caliente en el horno.

Los sindicatos denuncian poco mantenimiento y la empresa dice que se trabajaba en la filtración de agua

Fuentes laborales explicaron que había problema de filtraciones de agua en el horno afectado y que aún no se conoce la causa de que se produjesen y por dónde se producían. «El origen de la presencia de agua dentro del crisol está por determinar», señaló ayer la dirección de la empresa en un comunicado. Algún sindicato afeó que durante la parada de cuatro meses no se hubiesen hecho reparaciones y labores de mantenimiento más consistentes en el horno. Pero la empresa dijo ayer en el Comité de Seguridad y Salud, convocado con carácter extraordinario por los delegados de prevención, que las filtraciones se conocían y que se actuó para su eliminación, por lo que queda por comprobar qué otros problemas pudieran existir.

La compañía transmitió al comité un relato de hechos según el cual tras la parada del horno para realizar el cambio de tobera se apreció una «actividad anómala» en los portavientos, con presencia de llamas, que fueron a más. Esto llegó a activar los elementos de seguridad de la instalación: los chapines y la válvula anti-explosión. La explosión dentro del horno originó que saliese material pero no por la piquera (la salida natural del arrabio, situada a unos siete metros de altura) sino por debajo de ella. La emanación de humo elevó la alarma y fue lo que originó la orden de evacuación al persona que estaba trabajando en el horno (20 operarios del turno de tarde) y a otros 30 empleados de instalaciones auxiliares, anexas y oficinas. Esta orden temprana evitó daños a personas. La salida de arrabio y coque persistió, y esto fue lo que desencadenó los incendios y la fortísima y espectacular emanación de humo, cuyo penacho ennegrecido fue visible desde gran parte de Gijón y Carreño.

Ayer, una vez sofocado el fuego la víspera, se prosiguió con el enfriamiento y se inició la limpieza y la tarea de asegurar las estructuras que han estado sometidas a temperaturas extremas. Durante este fin de semana se acometerá la operación conocida como la «salamandra», que es el procedimiento habitual en la parada de los hornos altos para evitar daños en este caso adicionales. Consiste en eliminar los restos de arrabio y escoria acumulados en el fondo del horno para dejarlo limpio y evitar que se solidifiquen en el crisol –localizado en la parte inferior de la instalación–, lo que dañaría aún más a este componente crítico de la planta. Además, también se prevé hacer el mantenimiento de las estufas, los circuitos de refrigeración y otras partes vitales del horno alto. Los sindicatos expresaron desde la misma tarde del jueves y de nuevo ayer su reconocimiento a la plantilla de los hornos altos, a su cadena de mando, a los servicios de prevención y a los bomberos de la empresa por la rápida actuación con la que controlaron la situación y por su «profesionalidad», y destacaron que la inmediatez con la que se activó el plan de emergencia interior de la instalación y se dio la orden de desalojo y evacuación fueron determinantes para evitar desgracias personales, lo que hubiese hecho aun más dramático un suceso aciago y con gran impacto en la economía asturiana.

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La dirección de ArcelorMittal y los sindicatos abordarán hoy la necesidad de negociar una prórroga del actual expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), cuya vigencia vence el próximo viernes, día 31. El ERTE se negoció para hacer frente a la caída de la demanda a partir de mediados del año pasado y dar cobertura a los trabajadores afectados. El vencimiento, el 31 de diciembre tras tres meses de aplicación, dio lugar a una negociación para prorrogarlo. La empresa pidió extenderlo durante doce meses por si fuese necesario recurrir a él durante todo 2023, pero los sindicatos exigieron que tuviera una vigencia trimestral, que ahora vence. La parada del horno alto A a causa del siniestro de anteayer afectará a los trabajadores de la instalación, a parte de la plantilla del parque de carbones y de los sínter (que alimentan a los hornos) y de las plantas que, aguas abajo, se vean obligadas a reducir actividad por la merma de la producción de arrabio. El ERTE actualmente en vigor se pactó con UGT, CC OO y USO con una afectación máxima del 25% de la plantilla en Asturias. En otras plantas de España llega incluso al 60%. Las condiciones negociadas suponen la percepción por los trabajadores afectados del 90% del salario bruto anual y del 100% de pagas extras y vacaciones, lo que suma entre el 93% y el 94% de la retribución total. Con ello, el ERTE igualó las condiciones del que estuvo vigente entre 2009 y fines de 2021

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