Eugenio FUENTES

Las primeras elecciones sin ETA han dejado, como suelen hacer todos los vendavales, una fuerte resaca en candidatos y electores. En unos, el malestar es el producto de la euforia del triunfo; en otros, la consecuencia del peaje que impone la derrota. Al día siguiente del huracán, y mientras los ganadores afinan sus planes de Gobierno y los perdedores comienzan a recoger sus enseres, el examen de un puñado de cuestiones clave puede ayudar a despejar la resaca arrojando cierta luz sobre lo que realmente sucedió el domingo y entreviendo algo, muy poco, de lo que nos reserva un futuro que la coyuntura de la crisis vuelve imprevisible.

Descalabro socialista

El Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero ha sido el sexto Ejecutivo europeo descabalgado desde que estalló la crisis. Antes vinieron Portugal e Irlanda, despedidos por los electores; Italia y Grecia, acogotados por los mercados, e Islandia, país no comunitario, donde fueron también los electores quienes decidieron. Sólo en Polonia (donde los liberales de Tusk revalidaron sus credenciales el pasado octubre) y en Suecia (donde los conservadores de Reinfeld lo lograron en septiembre de 2010) los votantes optaron por no castigar al Gobierno.

La magnitud de la derrota socialista plantea un serio reto de futuro al PSOE. El partido debe salir, ya sea en manos de Rubalcaba o de otro dirigente, con ideas claras de su próximo congreso, convocado ayer para febrero por el saliente Zapatero. Rubalcaba aparece hoy por hoy, si quisiera, como el más firme candidato a hacerse con la secretaría general. Sin embargo, es seguro que todos los hilos socialistas se están moviendo y, en las próximas semanas, se irán perfilando cuáles son las opciones reales.

Carme Chacón, que quiso disputarle al ex vicepresidente las primarias que nunca se celebraron, no ha salido nada bien parada de las elecciones del domingo, aunque Barcelona, la circunscripción en la que era cabeza de lista, sea junto con Sevilla –liderada por Alfonso Guerra– la única en la que se impusieron los socialistas.

Las cifras son contundentes: el PSC, con 14 escaños, logró el peor resultado de su historia, después de haber obtenido en 2008, con 25, su mejor registro: 900.000 votos por delante de CiU y más de un millón por delante del PP. El domingo, el PSC se quedó sin 770.000 votos, sumando su tercera derrota consecutiva, tras la de las autonómicas de noviembre de 2010 y la de las municipales del pasado 22 de mayo.

En esas condiciones, el PSC, que desde 2008 se vanagloriaba de haber dado a Zapatero una victoria que el resto de España le había negado por dos escaños, no está ya en condiciones de reclamar una posición especial en el PSOE. En todo caso, el PSC celebrará en diciembre un congreso extraordinario en el que dibujará el perfil de sus fuerzas de cara a la batalla de febrero. Queda por ver, sin embargo, si Rubalcaba decide pelear por la secretaría general o prefiere que se revuelva la olla podrida socialista en busca de una nueva generación de dirigentes.

Trasvase de votos

PP. Por supuesto, los votantes del PP de 2008, enardecidos por la perspectiva de una victoria histórica, acudieron en masa a las urnas. Pero los populares apenas sumaron nuevos apoyos, ya que sólo añadieron unos 550.000 votos a su cosecha de hace cuatro años. Este dato confirma el dicho de que, cuando hay relevo, no es porque gane la oposición, sino porque pierde el Gobierno.

PSOE. Los socialistas han perdido 4,3 millones de votos. Parece claro que unos 850.000 los ha captado la UPyD de Rosa Díez, mientras que IU habría recogido unos 700.000. A partir de ahí, nada está claro. Aunque se atribuyese el total de las 500.000 nuevas abstenciones a antiguos votantes del PSOE, lo cual sería a todas luces falso, aún quedan más de dos millones de votos cuya pista es difícil de rastrear.

Los 250.000 votos que gana CiU, los 215.000 del nuevo partido ecologista Equo, o los 100.000 que capta el bloque valencianista de izquierda Compromís son sólo algunos apuntes. Como apuntó ayer la coordinadora de campaña socialista, Elena Valenciano, el PSOE ha sido socialista y ha repartido votos a todos.

Eso sí, hay que tener en cuenta otra pista: los datos de 2008 incluyen el voto de los residentes en el exterior, que no se contabilizará hasta mañana, miércoles. Los emigrantes son un total de 1,5 millones de personas que, en 2008, tenían derecho a votar sólo por estar inscritos en el censo. Sin embargo, la última reforma electoral hace preciso solicitar el derecho a voto para poder ejercerlo. Sólo 138.000 solicitudes han sido aceptadas.

PP y nacionalistas

Tradicionalmente, el PP ha tenido una desventaja sobre el PSOE en las elecciones generales: en Cataluña y el País Vasco, buena parte del espacio sociopolítico que debería corresponder a los populares está ocupado por CiU y el PNV, dos formaciones nacionalistas cuyo origen, además, está en el antifranquismo moderado. De ahí que, incluso en el caso de un huracán electoral como el del domingo, al PP le sea muy difícil acercarse a los 202 diputados del PSOE de 1982. De ahí también que obtener una amplia mayoría absoluta exige a los populares un dominio en el resto de España como el que exhibieron el domingo, cuando crecieron en todas las comunidades, salvo en el País Vasco (se mantuvieron en 3) y en Asturias (bajaron de 4 a 3 por el escaño de la secesión casquista).

Como ejercicio de memoria, cabe reseñar que cuando Aznar logró sus 183 diputados en 2000, CiU obtuvo 15 y el PNV se alzó con 7. Súmense los cuatro que apañó Coalición Canaria y se tendrán 26 escaños nacionalistas en el espectro del PP. En las elecciones de ayer fueron 24 (16 de CiU, 5 del PNV, 2 de CC y el asturiano de Cascos, que pese a ser más personalista que nacionalista o regionalista pacía en el mismo prado).

La cuestión vasca

Al margen de la omnipresente crisis, la situación del País Vasco tras el comunicado de adiós a las armas de ETA es el principal problema con el que tendrá que lidiar Rajoy. Tradicionalmente, la lucha por el poder en Euskadi se dirime entre el PSE y el PNV. Desde el domingo, el combate ha pasado a librarse en el interior del nacionalismo, esto es, entre PNV y Amaiur, la coalición de la izquierda aberzale con Eusko Alkartasuna y otros dos grupos menores: Aralar, escisión temprana (2000) de Batasuna, y Alternatiba, escisión soberanista de Ezker Batua, la IU vasca.

Aunque el PNV fue el domingo el ganador en votos (323.500, frente a los 284.500 de Amaiur), los aberzales obtuvieron seis escaños por cinco de los peneuvistas. Esta posición dominante se refuerza con el éxito de Amaiur en Navarra, donde lograron su séptimo escaño, lo que elevó su apoyo popular a 333.500 votos, diez mil más que el PNV.

En la Comunidad Foral, el PNV participa en Geroa Bai, coalición que obtuvo un escaño, el de la conocida Uxue Barkos, cuyo perfil aberzale la acerca, sin embargo, más a Amaiur que a los discípulos ortodoxos de Sabino Arana.

En estos momentos, el bloque nacionalista vasco cuenta con 11 de los 18 escaños de Euskadi, mientras que PSE y PP sólo alcanzan siete. Los soberanistas, con más de 600.000 votos sobre 1,2 millones aventajan a los constitucionalistas en más de 160.000 y el PNV ha desplazado como fuerza más votada a los socialistas, que se han dejado en la gatera 170.000 votos.

Estos resultados, sumados a la ausencia aberzale del actual Parlamento vasco, no harán sino incrementar la presión sobre el lendakari socialista Patxi López para que adelante las elecciones. Amaiur y el PNV lo reclamaron ayer mismo. La situación de debilidad de López, que gobierna en minoría con el apoyo parlamentario del PP, se agrava si se tiene en cuenta el parón de los populares, confinados en tres escaños.

La cuestión catalana

Para los nacionalistas de CiU, la próxima legislatura debía ser la que viese la negociación del pacto fiscal, esto es, la obtención para Cataluña de un tratamiento similar al vasco, en el que el Gobierno autónomo recauda todos los impuestos y luego compensa a Madrid por los servicios prestados.

Sin embargo, el gran chasco para CiU es que, pese a su victoria y pese a tener 250.000 votos más que en 2008, el PP de los 186 diputados sólo le necesita en el Congreso para pactar ordenadamente el alcance de los recortes autonómicos precisos para cumplir los objetivos de déficit que para 2012 impone a España la UE a cambio de seguirle salvándole día a día la cara a la deuda soberana.

Multipartidismo

Los 186 diputados del PP representan el mejor resultado de su historia y la segunda mayoría absoluta más amplia, sólo por detrás de los 202 del PSOE en 1982. Sin embargo, la próxima legislatura será la más multipartidista, ya que en el Congreso se sentarán representantes de 13 formaciones.

Curiosamente, la legislatura más multipartidista sucede a la más bipartidista. En 2008, PP y PSOE se alzaron con el 83,81% de los votos, lo que les valió 323 de los 350 escaños. Sólo dejaron 27 para que ocho partidos se los repartiesen. En la próxima legislatura, los dos grandes partidos representan el 73,35% del voto, un 10,5% menos que en 2008, y suman 296 escaños. Dejan, pues, 54 (el doble que en la Cámara saliente) para que se los repartan otros once partidos.

La ley electoral

La ley electoral española es sangrientamente injusta con los electores de todos los partidos que no sean el PP y el PSOE. Como consecuencia de los fantasmas que en 1977 poblaban todavía muchas cabezas, se pactó un reparto de escaños y un sistema de corrección de la proporcionalidad (la célebre ley D´Hont) que se ensaña con las formaciones minoritarias. El caso más escandaloso en las elecciones del domingo ha sido el de UPyD.

La formación socialdemócrata de la ex socialista vasca Rosa Díez superó con comodidad los tres escaños que le auguraba la mayoría de las encuestas gracias a sus 1.140.000 votos, casi cuatro veces más que los 306.000 obtenidos en 2008. UPyD es ya la cuarta fuerza política española en votos, con 125.000 más que CiU. Sin embargo, frente a los 16 escaños de los nacionalistas, que concentran todo su electorado en cuatro provincias, UPyD sólo tiene cinco diputados. Además, al ser preciso lograr un 5% del voto para formar grupo parlamentario, los de Rosa Díez se quedan a las puertas con su 4,69%.

La injusticia de la ley electoral, que también sufre con intensidad IU, la tercera fuerza política, se ve a las claras si se piensa que de los 1.140.000 votos de UPyD, sólo los 430.399 recogidos en Madrid y Valencia le han valido para algo. El resto, es decir 709.843 voluntades de electores, han ido a la papelera. Y 709.843 votos son más del doble que los 333.628 que a Amaiur le han valido 7 escaños.

Derrota ecologista

El partido ecologista de nueva creación Equo no ha logrado entrar en el Congreso. Aunque su coalición con Compromís en Valencia se hace con un escaño, éste va a parar al bloque valencianista de izquierda. Su gran derrota ha sido en la plaza de Madrid, donde daban por segura un acta para el ex presidente de Greenpeace Juan López de Uralde. Pero sus 64.828 votos fueron insuficientes. En el conjunto de España recogieron 215.000.

Voto nulo

El nulo es una opción que crece convocatoria tras convocatoria, ya que se usa como arma de protesta contra la ley electoral o contra el sistema en su conjunto. El domingo, los nulos representaron el 1,29% de los votos, mientras que en 2008 eran el 0,64%. Muy llamativa se vuelve la cuestión en el Senado. Pese a que se han modificado las papeletas para hacerlas más sencillas y evitar errores que las invaliden, se han depositado 904.675 (un 3,71%), esto es, un 50% más que los 600.000 sufragios inválidos de 2008 (2,29% del total de esa convocatoria).

Abstención

Pese a que se temía que el electorado de izquierda, enfadado por las medidas anticrisis adoptadas por el Gobierno socialista, se quedase en casa, la abstención sólo ha sido un 2,16% mayor, lo que equivale a algo más de medio millón de votantes. Hay que tener en cuenta que el domingo tenían derecho a votar 700.000 españoles más que en 2008. Con todo, la cifra de abstencionistas (9.710.775) los convierte en la segunda opción, 1,1 millones por detrás del PP y 2,8 millones por delante del PSOE.