Muy frecuente es oír esa necia expresión de que "yo votaré siempre a mi partido, aunque gobierne mal". ¡Toma del frasco, Pascual! Esto es borreguismo puro, propio del rebaño que se deja conducir y lleva por el pastor que, en este caso, es un dirigente político. Si el partido al que uno vota no gobierna bien, se le manda para la oposición cuatro años, y se vota a otro. Y así, rotativamente, es como hay que ir a las urnas, porque España está por encima de toda ideología, y no como viene ocurriendo desde el cambio político, y así nos luce el pelo, Marcelo.

Hay que votar con la cabeza, cerebralmente, y no con el corazón, tan apasionado él, cuyos latidos o sentimientos nos suelen llevar muchas veces por caminos equivocados, ya sea en lo sentimental y amoroso o en lo político, cual es el caso. Importante es votar el 20-D y hacerlo de una manera objetiva y desapasionada, porque, además del cambio que se necesita hay que evitar que España se desgaje como una naranja y se hunda en el caos y la ruina, convirtiéndonos en el culo de Europa. Y para evitarlo, dicho sea de una manera muy personal y objetiva, creo que los dos partidos mayoritarios deben aparcar sus diferencias e ideologías, eliminar a sus corruptos, hacerles devolver toda la pasta de sus "mordidas" y, generosa y solidariamente, pactar una conjunta gobernabilidad que devuelva a la sufrida y angustiada ciudadanía la ilusión y la esperanza, que están hoy por los suelos.

Ésta es la opinión de quien arrastra una larga experiencia, triste y dolorosa en muchas ocasiones, y que está de vuelta de una Monarquía, de una República, del franquismo y de la Transición o cambio político, y ve a qué estado de deterioro social, económico y político ha llegado España, y de ello, tanto ayer como hoy, somos responsables todos, tanto gobernantes como gobernados. Por eso, el 20-D unos tienen que abandonar el rebaño y todos ir a votar, pero cerebralmente, y no con el corazón, que es tan voluble y cambiante, y sus latidos, sí, nos suelen llevar a veces por caminos equivocados.

Y una vez más, aquí, diremos que a uno le importa un rábano que gobierne un partido de izquierdas o de derechas, pero que gobierne bien y para todos. Y ni de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario, para que España pueda ser un pueblo en paz, unido y solidario. De las urnas el 20-D debiera salir este resultado, pero mucho me temo que va a ser todo lo contrario. Bien quisiera no ser gafe y estar equivocado. Pues bien, que Dios nos coja a todos confesados...