La fragmentación política que deja en evidencia la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es la principal preocupación de PP y PSOE. Los populares temen que un tripartito de socialistas, Ciudadanos y Podemos les prive de la posibilidad de gobernar aunque ganen las elecciones mientras que el PSOE tiende la mano hacia sus dos socios potenciales en el caso de que su candidato, Pedro Sánchez obtenga "un voto más" que Mariano Rajoy.

El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, alertó ayer, a la vista de la última encuesta del CIS, de que un hipotético Gobierno formado por el PSOE, Ciudadanos y Podemos sería "muy endeble" y generaría una "enorme inestabilidad" en un país que sigue en una "situación delicada". La actual campaña electoral es "la más abierta" que ha conocido nunca, aunque se muestra convencido de que la tendencia del PP es hacia la recuperación del voto. Alonso confía en un "Gobierno fuerte" del PP, pero tampoco va a cerrar la puerta al diálogo con ningún partido, ni siquiera con el PSOE. El ministro rechazó que la única opción de acuerdo sea con Ciudadanos "por muy de moda que esté" porque, ha alertado, "estos partidos que están de moda luego pasan de moda y desaparecen".

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría abundó ayer en el temor del PP a futuras alianzas de su adversarios al emplazar a todos los partidos a aclarar si dejarán que gobierne la lista más votada en estas elecciones generales. La vicepresidenta recordó el compromiso del presidente del Ejecutivo y candidato a la reelección por el PP, Mariano Rajoy, de no intentar formar gobierno si la suya no es la lista con más respaldo. El resto de candidatos, según Sáenz de Santamaría, tendría que aclarar si comparte esa idea o si son partidarios de intentar pactar al margen de en qué posición quede para intentar desbancar al PP, para que los electores "valoren dónde puede ir su voto".

El candidato socialista, Pedro Sánchez, se mostró abierto a pactar si los socialistas obtienen un voto más que Mariano Rajoy. En Barcelona, Sánchez tendió la mano a Ciudadanos, Podemos y otros partidos para llegar a un "programa común" con el que hacer realidad el cambio en España. "Hay continuidad si gana Rajoy con un voto más al PSOE, pero si gana el PSOE con un voto más al PP, habrá cambio político y podremos hablar con el resto de fuerzas con un programa común, se llame Ciudadanos, Podemos, IU o PNV. Se llame como se llame", dijo. Según Sánchez, el PSOE "se podrá entender" con aquellos partidos que estén de acuerdo en medidas como derogar la reforma laboral y en regenerar la vida democrática. El candidato socialista remarcó que los sondeos "dicen que hay una mayoría que quiere cambio" y que si esa "mayoría se divide, se frena el cambio".

Sánchez abordó en Barcelona uno de los temas más espinosos del momento en Cataluña, el de la financiación autonómica. El líder del PSOE defiende la desaparición "en el horizonte más inmediato" del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) con el que el Estado ayuda a las comunidades a hacer frente a sus vencimientos y necesidades de financiación. Es preciso renovar el modelo de financiación autonómica, en paralelo a una nueva reforma fiscal que aporte más ingresos al Estado, dijo el candidato.