Llegan nuevas elecciones generales y vemos cómo los platós de televisión han sustituido a las plazas de los pueblos donde se dice y no se hace, al contacto cara a cara con las personas a las que besar para después apuñalar, a los mítines exaltadores de la nada, a lo que ahora se llama vieja política.

Personalmente, me cuesta ver la diferencia entre la nueva y la vieja política dado que ambas participan en el sistema partitocrático en el que vivimos. Ya sé que muchos saldrán con que España es un país con una democracia representativa en el que tienes derecho a votar y demás falacias demostrables que lo único que demuestran es la ignorancia de algunos respecto a lo que realmente es la democracia.

Pensemos: dónde queda la Libertad (sí, con mayúsculas porque para mí es lo único sagrado que existe). Todos los partidos nos hablan de lo que van a hacer con nuestros impuestos, unos van a subirlos y otros a bajarlos, los destinarán a esto y a lo otro, unos pagarán más y otros menos, etcétera. ¿Acaso alguien, sea del partido que sea, me ha preguntado qué quiero hacer yo con mis impuestos, qué parte de ellos va para una cosa y qué parte para otra?

También nos hablan de las famosas puertas giratorias. Si por un lado defienden que España es un país de libertades no se puede justificar la prohibición (nos encanta prohibir) de que una empresa contrate a quien considere más oportuno. Lo que hay que hacer es controlar la actividad (pública primero y privada después) de esa persona y si comete alguna ilegalidad tomar las medidas adecuadas. Así no se vulnera el derecho de la empresa a contratar a quien quiera y tampoco el derecho de la persona a trabajar donde quiera.

Otro de los grandes temas que salen a relucir estos días de focos y maquillaje es el sistema educativo (por llamarlo algo). Unos quieren quitar la ley actual, otros quieren un MIR para profesores, otros invertir un poco más y que siga como está. No me voy a poner a discutir el modelo de educación de este país porque personalmente creo que habría que disolverlo entero y crear uno nuevo.

Lo que me gustaría preguntaros es: ¿por qué es obligatorio incluir a mis hijos en un sistema educativo con el que no estoy de acuerdo? ¿Por qué no puedo elegir los conocimientos que quiero que aprendan mis hijos y los que no? ¿Dónde está mi libertad de elección?

Y para terminar, no quería dejar de mencionar el tema que sin duda más me corroe por dentro. Imagínense que se encuentran en la calle con una persona que les quiere matar y ustedes salen corriendo en dirección contraria para huir pero resulta que al final de la calle hay una valla que les impide continuar. Pues esto es lo que se hace restringiendo la entrada de inmigrantes a Europa, personas que huyen de la muerte y sólo buscan ayuda. Lo que hacemos como estados desarrollados y civilizados es condenar a muerte a millones de personas inocentes como usted y como yo. ¿Dónde queda su derecho a la vida?

El próximo 20 de diciembre irán a votar, pero deben saber que en una verdadera democracia no existe la política, sólo existe la voluntad del pueblo; no existen políticos, sólo administradores de la voluntad del pueblo; no se votan partidos, sólo se votan propuestas; no se distingue entre izquierda y derecha, sólo se pregunta a las personas ¿qué quieres hacer tú?