La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

PABLO CASADO | Vicesecretario de comunicación del PP

"Estamos abiertos a acuerdos, pero nunca a renunciar a nuestro programa"

"La corrupción es cosa de personas, no de partidos: nunca ha habido tantas reformas como en esta legislatura para atajarla"

Pablo Casado, durante la entrevista. EMILIO FRAILE

La vorágine de los últimos días de campaña se hace visible en el vicesecretario de comunicación del Partido Popular, Pablo Casado, uno de los jóvenes cachorros incorporados por Mariano Rajoy en junio pasado en un intento de mejorar la imagen del partido. Nacido en Palencia en 1981, aspira a renovar como diputado su escaño por Ávila para continuar una trayectoria política que siempre le ha mantenido al lado de los líderes populares, de Aznar a Esperanza Aguirre y, ahora, Mariano Rajoy. Su secreto para mantenerse a flote en aguas tan distintas, asegura, es la "fidelidad".

-Las últimas encuestas les siguen dando como el partido más votado, pero con unos resultados muy alejados de los de hace cuatro años. ¿Pueden presumir de ganadores?

-La política al final es gobernar. Queremos una mayoría suficiente como para aplicar nuestro programa. Eso implica ganar las elecciones, como indican todas las encuestas, y en segundo lugar tener una distancia suficiente con el segundo partido con más votos para alejar la tentación de un pacto entre perdedores. A medida que transcurre la campaña esa distancia se consolida y aumenta.

-Pero el escenario será completamente distinto. Eso les exigirá una mayor cintura política.

-Somos un partido de consenso y lo hemos demostrado. Quien ha trazado un "cordón sanitario" o ha querido presentar al PP como un partido solitario es la oposición. No es cuestión, por tanto, de hacer las cosas distintas a partir de ahora. Otros partidos ya han dicho que no quieren saber nada del PP de forma casi indigna cuando, por ejemplo, se nos ha comparado con Bildu. Eso ha dicho César Luena, (secretario de Organización del PSOE) que pactaría con cualquiera excepto con nosotros y con Bildu. Habrá que preguntarles a ellos qué problema tienen con once millones de españoles ya que se escudan en pactos tan exclusivistas como para excluir al Partido Popular.

-¿Apoyarían propuestas de otros partidos sobre, por ejemplo, la reforma de la ley electoral?

-No, tendrían ellos que apoyarnos a nosotros, porque para eso vamos a ganar las elecciones. Tenemos una propuesta de reforma electoral, la hemos intentado sacar adelante tres veces, no han querido porque les venía muy mal y ahora todos la llevan en su programa. Una reforma tan sencilla que lo que viene a decir es que gobierne el que más votos tiene, como acaba de pasar en Francia, donde si no, habría gobernado el Frente Nacional. Lo que no se puede hacer es, en busca de un consenso, renunciar a tu programa electoral. Nosotros tenemos que aplicar nuestro programa basado en nuestras ideas y principios, apelando al acuerdo de la mayoría, pero no se nos puede pedir que dejemos de gobernar para llegar a un consenso que ellos rechazan.

-Intentan reforzarse como partido unido, pero quizá las manifestaciones de personas como el expresidente Aznar pueden originar discordancias.

-Los expresidentes de los partidos siempre hablan claro y con la legitimidad que da haber aportado mucho a su partido y, en el caso de Aznar, con la ventaja de la estrechez de relación entre el expresidente y sucesor, Rajoy. Lo único que ha venido a decir Aznar es que el PP representa a la mayoría del centro derecha y que esa mayoría la tenemos que preservar sin ningún tipo de temor a advenedizos y oportunistas surgidos en las últimas fechas. Eso es perfectamente coherente con lo que dice la dirección nacional. Somos el único partido que ha creado empleo neto en España desde 2004. Eso es ser progresista, poder financiar servicios públicos y garantizar las pensiones. El Partido Popular es el gran proyecto de Aznar y Rajoy, en el que cualquiera que no se sienta de izquierdas, sea democristiano, sea liberal o conservador, tiene su casa.

-¿Se autoerigen en únicos representantes de la derecha española frente a Ciudadanos?

-Ahora Ciudadanos parece virar a la izquierda al ver que el caladero de votos puede estar en el PSOE. Ellos verán, porque la indefinición tiene las patas cortas y llega un momento en que el votante quiere saber de qué sabor es el yogur de marca blanca. Nosotros sí tenemos nuestro programa, liberal, de centro derecha y reformista. Lo que tienen que definir es con quién van a pactar. Que lo digan, porque algún votante despistado del PP puede pensar que dándole a la bola naranja la que cae en el billar es la azul y se encuentra con un tripartito de perdedores. El único voto útil es el del PP. Por primera vez en democracia, en unas generales, hay tres partidos, PSOE, Ciudadanos y Podemos que dicen que valorarían pactar frente a la lista más votada.

-Albert Rivera también ha insistido en que no investiría a Pedro Sánchez como presidente.

-Pues que se lo hagan mirar, porque si no tienen suficientes votos ¿no van a dejar gobernar a quien decidan los españoles en las urnas?

-Lo que descartan, en cualquier caso, es tener que ceder la presidencia de Mariano Rajoy para gobernar.

-Eso está totalmente descartado. Para eso es nuestro candidato.

-Usted ha desarrollado su carrera política al lado de Aguirre, Aznar y ahora Rajoy. ¿Cómo se las ha apañado para "sobrevivir"?

-Manteniendo lealtad a todos ellos. En política, la gente inteligente, cuando ve que alguien es leal a su exjefe probablemente piense que lo será con él en un futuro. Yo soy de los que cree que en la vida hay que vestirse por los pies y que hay que ser agradecido con quienes te han apoyado, sobre todo cuando son personas honorables de las que te sientes orgulloso y de las que tanto has aprendido.

-Su incorporación y la de sus compañeros Levy y Martínez Maíllo parecía destinada a captar voto joven. La campaña, sin embargo, la han centrado en circunscripciones pequeñas, con población mayor y que, según las encuestas, se muestra más fiel a los dos grandes partidos.

-Buscamos el voto de todos. Pero es cierto que, al final, son los mayores de 65 años los que han visto cómo sus pensiones se han revalorizado después de que un Gobierno socialista las congelara, y que la pensión media en España haya pasado de 926 a 1.024 euros. Esa mejora de la capacidad adquisitiva con una baja inflación ayuda a ese colectivo. Pero también hemos mejorado la vida de muchos jóvenes.

-Pero hay una parte importante de la sociedad que dice no percibir esa mejora.

-En España nos suele pasar mucho que nuestra situación económica personal mejora y, sin embargo, seguimos percibiendo que la general no lo hace en el mismo grado. Hay un millón de personas que vive mejor. ¿Qué hay otros cuatro que siguen buscando trabajo? Sin duda. Esa es nuestra obsesión. Pero no se puede negar que somos los que más empleo hemos creado en toda Europa.

-Sobre la corrupción, en la recta final de campaña reaparecen las sombras con las supuestas comisiones recibidas por el ya exembajador en India, Gustavo Arístegui, y por Gómez de la Serna, cabeza de lista por Segovia. Arístegui ha dimitido. ¿Qué van a hacer con Gómez de la Serna?

-La corrupción es una cuestión de personas, no de partidos, nunca ha habido tantas reformas como en esta legislatura para atajarla. En esta ocasión no se trata de corrupción, sino de conflicto de intereses en la regulación de actividades en el Congreso de los Diputados. A Gómez de la Serna se le ha exigido que se aparte de la campaña y que renuncie a su acta, en el caso de conseguirla. Pero el acta es algo personal y tiene que renunciar el elegido. El partido ha actuado con absoluta rapidez, en apenas unas horas se abrió expediente informativo, se solicitó que tuvieran la actitud que consideraran oportuna: uno de ellos no ha dimitido y en el caso del candidato por Segovia la propia dirección provincia, que es a quien corresponde la propuesta, le ha pedido que abandone su acta y la dirección nacional está de acuerdo.

-Su puesto está encaminado a mejorar la comunicación del PP. Tras el atentado de Kabul, ¿reviven una especie de síndrome del 11-M a nivel interno ?

-El síndrome, en todo caso, del 13-M, porque aquí se ha ido informando puntualmente de todo lo que iba transmitiendo la delegación de Afganistán. Otra cosa es que algún partido haya intentado recuperar el ambiente de los días posteriores al 11-M, algo que les ha salido tremendamente mal, puesto que hasta el hermano de una de las víctimas ha pedido que no se instrumentalice la muerte del policía nacional, que jamás se había quejado de falta de equipamiento o de estar a su suerte. Todo lo contrario, era un patriota que ha dado su vida por defender su bandera. Y ante eso, solo podemos enviar todo nuestro cariño a su familia y rendir un sentido homenaje. Lo demás es absoluta bajeza política. Es indigno que algunos se queden mirando el dedo en lugar de mirar la luna.

-Pero su presidente dijo primero que el objetivo del atentado no era la embajada y al final reconocen que el ataque iba contra intereses españoles.

-Una cosa es que el objetivo no fuera España y otra que acabara siéndolo. Los informes dicen que el coche explosionó ante la delegación diplomática, que no tiene ni una sola placa. Muchas veces las delegaciones diplomáticas en zonas de conflicto son compartidas por varios países. Y eso es perfectamente compatible que, aunque el ataque no fuera contra una bandera concreta, al final a quien ha costado la vida es a dos agentes españoles. En todo caso se nos podrá achacar exceso de información.

-¿Ya ha olvidado Rajoy lo del espejo?

-El espejo lo tenemos todos en casa y al mirarnos cada mañana vemos un partido humilde, con nuestros errores y defectos, pero que ha hecho cosas buenas por España y las quiere seguir haciendo. Tenemos ambición de futuro para seguir mejorando.

Compartir el artículo

stats