Ovidio Sánchez Díaz, candidato popular al Senado por Asturias, quería pasar la campaña electoral como se le ve en la foto, al abrigo del abrigo, embozado en el debate, seguro como Linus (el personaje de Charlie Brown) cuando se agarra a su mantita, y así seguir, año tras año y escaño tras escaño. Los partidos tradicionales, PSOE y PP, sacaron la renovación a los carteles al Congreso y dejaron el fondo de armario dentro del armario del Senado. "No salgáis de ahí hasta después de las elecciones", susurraron al otro lado de la puerta, "que no se note que todo cambia para que todo siga igual".
Ovidio fue al debate del Club Prensa Asturiana organizado por LA NUEVA ESPAÑA, tomó asiento de espectador como quien toma escaño de senador y metió la nariz por el gabán y no olió nada porque sólo el gabán de pieles se acuerda de los perfumes idos. "Sólo el gabán de pieles se acuerda de los perfumes idos" no es frase de este humilde plumilla, sino greguería de Gómez de la Serna, el apellido que ha sacado de su discreta campaña a Ovidio. La frase poética es de Ramón Gómez de la Serna Puig, ingenio del XX, no de Pedro Gómez de la Serna y Villacieros, candidato del PP por Segovia investigado por la Fiscalía anticorrupción porque junto a Gustavo Manuel de Arístegui y San Román, embajador de España en India, ejerció como conseguidor de contratos públicos para una veintena de empresas españolas en diversos países. Arístegui dimitió para no estropear la campaña del PP, pero Gómez de la Serna está resultando un candidato primo y, por tanto, "indimisible".
Ovidio Sánchez le alquiló un despacho a De la Serna durante cuatro meses para trabajos de asesoría por 726 euros al mes. Sin compartir proyectos con Pedro Gómez de la Serna, declaró Ovidio. Aquellos alquileres no le dejan mantener hasta el domingo el perfil bajo que quiso y le pidieron para estas elecciones.
