La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sociólogo

Más cabeza: la gran coalición

Las proximidades entre PP, PSOE y Ciudadanos

Más cabeza: la gran coalición

Los dos grandes partidos clásicos de la escena parlamentaria nacional han resistido sobradamente la pujanza indiscutible de las dos formaciones noveles.

Estos dos partidos, PSOE y PP, tienen tanto en común que en la práctica de gobierno se diferencian exclusivamente en el mayor o menor acento en ciertas políticas sociales, aparte las diferencias obvias entre los dos que, para este trance, son irrelevantes (como son irrelevantes los cuentos míticos o las leyendas). De ahí la puya de PPSOE, lo de la "casta", etc. por el lado de la visión de sus contrincantes.

En la noche electoral los líderes de ambos partidos han tenido un comportamiento más que aceptable, reconociendo lo que había que reconocer y en el caso de Pedro Sánchez, felicitando al ganador. Este simple gesto la devuelve una parte de la talla perdida con la atribución pública y personal que en el debate a dos le había hecho a Mariano Rajoy tachándolo como persona "indecente". Se echó mucho de menos ese saber estar en otros líderes. Ese saber estar no es poco, es la expresión sobria y canalizada de una verdad de bulto que se ha practicado hasta en las guerras: lo cortés no quita lo valiente. Y denota mayor proximidad a la "civilización del amor" que la "música celestial" bobalicona mientras se jalea a la tropelía.

También existen muchas posiciones cercanas en cuanto a la visión de Estado, la generación de riqueza, la lucha antiterrorista, la necesidad de la Unión Europea, la política exterior hacia América del norte y del sur, etc.

Les separan sin duda su posición relativa como gobierno y oposición, la valoración de las políticas económicas y sociales/laborales del gobierno de Rajoy y, como siempre la tendencia conservadora o progresista que les es propia.

La entrada de Ciudadanos con 40 diputados en las cortes es sin duda uno de los espaldarazos más fuertes que la ciudadanía ha otorgado a un partido novato. El perfil que desarrollará C's en esta etapa es algo a ver con el tiempo pero por lo que ha manifestado hasta ahora en sus principales banderines de enganche no es incompatible con una visión que puede ser compartida por PP y PSOE. Su centralismo territorial suena muy parecido a lo que se podría esperar del PP y del PSOE, su igualitarismo jacobino también es muy del PSOE y el aire liberal de sus propuestas económicas se sitúan en el lado más fresco y renovador de las políticas llevadas a cabo hasta ahora. Esas políticas tanto del PP como antes del PSOE han sido timoratas e insuficientes y no les vendría mal algo de confianza en la acción individual, en los emprendedores, en la libertad de acción que afloje el agobiante peso del Estado sobre la economía. Recordemos, todo el poder y la mitad del dinero además de regular para todos menos para sí.

Podemos ha sido el partido neófito de mayor impacto electoral, arrasando en algunos territorios insólitos. El abandono por parte del PP y antes del PSOE de más de una tercera parte de los españoles a su suerte, a su familia y a su capacidad de sufrimiento ha generado un clamor de angustia, rabia y descontento que el equipo de Pablo Iglesias ha manipulado fácilmente a su gusto siguiendo una estrategia de "revolución desde arriba" hasta que por fin ha acabado por dar con sus reales en la poltrona del congreso. De nuevo habrá que esperar a ver su comportamiento en los próximos meses y años. Pero a tenor de sus prontas manifestaciones las condiciones impuestas para cooperar en el gobierno de España, para generar estabilidad social y económica, ayudando en políticas de progreso deberían ser inaceptables tanto para el PP como para PSOE y C's. El estatalismo totalizador de su visión económica combinado con su apuesta por la trasnochada autodeterminación de Cataluña y otras regiones españolas, de corte descolonizador; la apropiación indebida de toda la verdad sin margen para el adversario y la usurpación de la representación de todo el pueblo por su formación política son algunos de sus rasgos definitorios. Y, sobre todo, que el número de escaños que ha conseguido le ha generado una deuda mortífera con el secesionismo más sibilino: bien saben los independentistas que su voto en estas elecciones era Podemos, altos estrategas.

De todas las combinaciones posibles en función de la aritmética hay una que se basa en algo más que números. Hay que cortar por lo sano con la corrupción, cosa evidente. Hay que hacer políticas económicas y sociales que reintegran a los excluidos, cosa más que necesaria. Hay que defender a toda costa la unidad territorial, económica y social de España porque lo contrario nos sumiría en la mayor crisis de este país desde el primer tercio del siglo XX. El desplome económico para todos, la ruina política y el lacerante flagelo espiritual de un desgarro incomprensible.

Los tres partidos que coinciden plenamente en estas premisas son PP, PSOE y C's, cada uno de ellos aporta lo que le falta al otro en inclinaciones y acentos. A los tres les guía el ansia de poder partidario, el espíritu de cuerpo, así es inexorablemente. Pero también los tres tienen mimbres de Estado y serían capaces de ir más allá de sus mezquinos intereses. Creo que solo haría falta un líder que aunara esfuerzos, muñidor de acuerdos y pacificador de voluntades y ese líder no tendría que querer nada para sí mismo. Debería ser un líder o varios líderes que se "ofrecieran" por el pueblo. Después de todo la política puede ser el arte de obtener el poder para sí o bien el arte de servir a los demás.

Compartir el artículo

stats