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ANÁLISIS

El PSOE asturiano, Pedro Sánchez y Podemos

Mientras el PP regional respaldará sin fisuras las negociaciones de Rajoy para formar Gobierno, los socialistas pondrían pegas a un posible acercamiento al partido morado

El PSOE asturiano, Pedro Sánchez y Podemos

Mariano Rajoy y el PP ganaron las elecciones del domingo y, por lo tanto, son la primera opción que se debe barajar para formar Gobierno. Así lo reconoce el líder del principal partido de la oposición, Pedro Sánchez, del PSOE, quien, eso sí, se prepara para intentar acceder al poder en caso de que los populares fuesen incapaces de conformar una alternativa viable, que debería pasar inexcusablemente por Ciudadanos.

Habrá que ver cómo aborda Rajoy este proceso negociador y cómo responden los diversos sectores del partido. La intervención de ayer del expresidente José María Aznar deja entrever un cierto malestar del grupo crítico que encabeza por el importante retroceso del PP el 20-D. En principio, no parece que la dirección de los populares asturianos que encabeza Mercedes Fernández se vaya a sumar a esta posible censura, porque fue precisamente Rajoy quien la impulsó a la presidencia regional del partido.

Otra cosa es la actitud que mantenga el partido coaligado con el PP en Asturias, Foro. Lo normal es que evite inmiscuirse en los asuntos internos de otra formación, por muy cercana que sea, aunque si fuese por ganas de su líder-fundador, Francisco Álvarez-Cascos, seguro que más de un reproche harían, sobre todo si al final la derecha pierde el poder.

Pero quien seguro que va a tener dificultades con sus compañeros de partido asturianos es el socialista Pedro Sánchez si es que decide iniciar conversaciones con Podemos en busca de algún tipo de acuerdo de gobernabilidad en caso de que el PP fracase en su empeño. La cúpula dirigente de la Federación Socialista Asturiana (FSA) nunca ha visto con buenos ojos los guiños de su líder nacional al número uno del partido morado, Pablo Iglesias, y que tras las elecciones autonómicas y municipales se le facilitara a su formación el poder en diversas instituciones.

Los socialistas asturianos se guían, lógicamente, de su experiencia en la región a la hora de valorar posibles negociaciones a escala nacional. Y aquí, en Asturias, las relaciones entre ambas organizaciones han ido de mal en peor. Que el sector predominante de Podemos en la comunidad autónoma sea el de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) tiene mucho que ver. Las tensiones entre el PSOE y este sindicato, el más extremista de la región, vienen de antiguo y van más allá de las meras disputas políticas e ideológicas, llegan a cuestiones de carácter personal, sobre todo en Gijón.

Estas profundas diferencias de los podemistas asturianos con los socialistas quedaron patentes, sin ningún género de dudas, en la elección de la primera autoridad municipal gijonesa. Los concejales morados propiciaron que hubiese una alcaldesa de la derecha casquista, Carmen Moriyón, antes que permitir que la Corporación la presidiese un representante del PSOE, ya que los tres partidos de la izquierda contaban con votos suficientes para que así fuera.

Con su decisión, Podemos-Gijón (Xixón Sí Puede es la marca municipal) impidió al partido de Pablo Iglesias hacerse con la Alcaldía de Oviedo. No es que los dirigentes de la FSA vieran bien que Ana Taboada fuera alcaldesa, pero estaban dispuestos a transigir siempre y cuando que el socialista José María Pérez presidiese el Ayuntamiento de Gijón. Pero una vez abiertas las hostilidades por los podemistas gijoneses, el PSOE regional respondió con dureza a la provocación. Al final, Taboada se quedó sin Alcaldía, que paradójicamente fue a parar al socialista Wenceslao López, aunque la dirección de la FSA siempre consideró que del tripartito de izquierdas que propició su elección la fuerza peor parada al final del mando iba a ser, precisamente, el PSOE.

Pero no quedaron aquí los encontronazos entre PSOE y Podemos en Asturias en los últimos meses. En la Junta General del Principado no han llegado prácticamente a ningún acuerdo. Y si había alguna duda de la rivalidad entre ambos grupos ahí está lo sucedido ayer con la ruptura de la negociación presupuestaria. No pudo ser ésta más abrupta, más destemplada. Ni el mensaje del portavoz parlamentario socialista, Fernando Lastra, a quien le quiera escuchar en la dirección de Ferraz, en Madrid, más claro: no se puede negociar con "tramposos y fuleros". Y por supuesto que Lastra no hablaba a título personal. No, si arremetió como lo hizo contra Podemos fue con el visto bueno del secretario regional del partido y presidente del Gobierno del Principado, Javier Fernández.

El jefe del Ejecutivo asturiano es de la opinión, según señalan personas de su entorno más cercano, de que es necesario "hacer frente" a Podemos "sin complejos". Planteamiento éste coincidente con el de otros dirigentes regionales del PSOE, como es el caso de la presidenta del Gobierno de Andalucía, Susana Díaz. Ambos consideran que las organizaciones territoriales del partido morado en las dos autonomías son las más radicales de España y que cualquier tipo de negociación con sus máximos responsables está abocada al fracaso.

No lo va a tener fácil Pedro Sánchez en su propio partido a la hora de abordar una negociación con Podemos. Por lo menos en lo que al apoyo de los socialistas asturianos y andaluces se refiere.

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