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SUSANA LÓPEZ ARES | Cabeza de lista al congreso por PP-Foro

La matemática política

Luis Castellanos, amigo y excompañero de López Ares, destaca el "sentido de servicio público" de la candidata del PP-Foro, que gana calidez en la distancia corta

Susana López Ares y Luis Castellanos, en la terraza de un bar de la plaza del Fontán de Oviedo. IRMA COLLÍN

A Luis Castellanos le pareció de una lógica casi matemática que su vecina de despacho, la joven profesora que le dio clase práctica de Matemáticas, la antigua directora de la Escuela de Empresariales, la vicerrectora de la Universidad de Oviedo, decidiese cerrar por fuera la puerta del aula para saltar al charco de la política. Susana López Ares, hoy candidata a repetir como diputada en el Congreso por la coalición PP-Foro, tuvo siempre a los ojos de su amigo y excompañero en la Universidad "un gran sentido del servicio público" y una "curiosidad" que hacía el tránsito verosímil. Castellanos, profesor titular en el mismo departamento de Economía Cuantitativa en el que dio clases durante años la cabeza de lista popular, incorporará pronto al retrato los trazos de la persona "trabajadora" y "muy organizada" que "le pone muchísima pasión a las cosas", o que hablando de política defiende tan ardorosamente sus posiciones que a veces hasta le convence, sólo en parte, sólo en algunas ocasiones, incluso a él que no comparte la situación ideológica de su amiga, a él que en el terreno político, por decirlo suavemente, "sería más afín a ella si se presentase en otro partido".

El recuerdo está difuminado por los más de veinte años que han pasado desde la primera conversación, pero la joven profesora que conoció ya era ordenada, metódica, combativa. Daba en la Universidad de Oviedo la misma asignatura de Matemáticas que ahora imparte Castellanos y el tiempo, cuando él pasó de alumno a profesor, les puso los despachos uno frente al otro, le llevó a él al equipo directivo que ella mandaba al frente de la Escuela de Empresariales y terminó por afianzar una amistad que ha atravesado más de dos décadas. A vista de amigo, la candidata se ha llevado de la Universidad a la política una intensa "capacidad de liderazgo", un poderoso idilio con el trabajo y una "integridad" que cuando salen corruptos en la tele le hace llegar a la conclusión de que "yo pondría la mano en el fuego por ella".

En la tele, eso sí, la candidata sale algunas veces distorsionada. La mujer "cercana, amable y divertida" da en la lejanía de los medios "una imagen de alguna frialdad" indetectable en las distancias cortas. "No sé si es lo mismo que le pasa a Rajoy", le echa un cable Castellanos, o si es cuestión del combate verbal permanente a que obliga la política, pero el caso es que él conoce a otra Susana. "Pone mucha pasión" y tiene un sentido del humor sin habilidad para el chiste que Castellanos echa de menos entre clase y clase y en algunas intervenciones televisivas que le transmiten cierta sensación de "distancia". "Me río con ella lo más grande", apunta. "Es muy mala contando chistes, pero tiene esos momentos de diversión de cuando no buscas la risa y la consigues". Para calentar el frío que a veces percibe por televisión, el profesor se acuerda del acto en el que el Colegio de Titulados Mercantiles nombró a López Ares Colegiada de Honor y ella, en mitad del discurso, no pudo evitar romper a llorar recordando a su padre, que había pertenecido al gremio.

El debate ideológico

No está él en la onda ideológica de ella, repite. "Creo que es una muy buena candidata, una buena gestora y una excelente persona, pero no soy muy afín" a sus ideas. Les ha llevado esa distancia, consecuentemente, hacia algunos respetuosos y cordiales debates políticos que ofrecen otra perspectiva de la candidata, adornándola con una cintura dialéctica muy útil para la refriega política. "Defiende sus ideas de un modo muy beligerante y cuesta mucho sacarla de ellas", retrata Castellanos, "pero es cierto que las sabe argumentar y hacerte ver las cosas de una manera distinta. También que dentro del PP ella tiende a estar más próxima a una derecha moderada y que eso nos hacía coincidir un poco más".

En el retrato cabe además alguna dosis de inquietud intelectual. "Susana se sale un poco del perfil clásico de los académicos, que somos muy de mirarnos el ombligo, de preocuparnos sólo por lo nuestro y de ver teoría donde hay práctica". Con ella, remata, se puede hablar de mucho más que del análisis de significatividad estadística de una variable. Le queda por decir que "cuida mucho su forma de vestir" y recordar lo mucho que agradeció una lejana merienda con tortitas en Salesas con López Ares y su marido, el también profesor universitario Isidro Sánchez. "La tesis doctoral es un camino largo que a veces se atraganta y a mí en aquel momento a mí me estaba pasando. Susana e Isidro me aconsejaron, me dieron el ánimo que necesitaba, me explicaron que aquello era una carrera de fondo? Eso fue un invierno, el año siguiente en julio leí la tesis -por cierto sobre los procesos de toma de decisiones en las elecciones españolas-. No diré que fue el motivo principal, pero les estaré siempre agradecido".

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