El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, salió del debate "a cuatro" del lunes convencido de que había asistido a una pinza entre PP y Podemos, cuyas víctimas habían sido él mismo y el líder socialista, Pedro Sánchez, es decir, los protagonistas de la fallida investidura.

El martes, Rivera siguió dando forma a su lectura del debate y esgrimió como prueba que el jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, había llevado en su coche oficial a Irene Montero, la jefa de gabinete de Pablo Iglesias. El viaje que probaría la conjura se habría producido tras una de las reuniones previas de los partidos para acordar las condiciones del debate del lunes. Rivera mostró en el programa "El Hormiguero" su perplejidad por la confianza que exhibieron Moragas y Montero.

Lo malo es que se equivocó. Tras difundirse las sospechas de Rivera, Moragas dio ayer un paso al frente para negar en el programa "Espejo Público" las acusaciones de Rivera y explayarse llamándolo mentiroso. "Quiero desmentir que a mi coche subiera Irene Montero ni nadie de Podemos. Es una invención que está en la imaginación de Albert Rivera", dijo. Moragas atribuyó la "increíble" historia al "estilo de vuelo alicorto de los inexpertos", aunque precisó que hubiera llevado con gusto a Montero porque es "un caballero" y "si alguien se queda colgado", sea de Podemos o de Ciudadanos, "hombre o mujer, le podría haber acercado".

Poco después, Rivera reveló en La Sexta en qué se había confundido: "Rectifico: no era el coche de Moragas, era el de (el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis) Ayllón. Moragas se fue antes". Cambió, pues, de hombre, pero el nuevo también le valía para justificar la pinza. Y esa no la descolgó.