Yarima Luces es de El Tigre, estado de Anzoátegui (Venezuela), y lleva diez años en Avilés. Ayer, atajó a Albert Rivera entre sollozos, abrazando a su hija Oriana, pidiéndole "que nos ayude como nosotros les ayudamos a ustedes antes", porque en su país "la gente se muere de hambre". El líder de Ciudadanos, que en mayo viajó a Venezuela para solidarizarse con los presos políticos, se encontró el ruego en mitad de una visita para prometer alivio para la industria asturiana. Rivera compartió almuerzo en Avilés con representantes de la patronal y de todas las grandes empresas de la región después de proponer revertir el recorte inversor del Gobierno del PP en investigación y desarrollo, hacer que la FP "deje de ser la cenicienta para convertirse en la princesa" y defender "nuestro acero y metal en Europa frente a la competencia desleal de China". Rivera se impuso la obligación de conseguir una tarifa eléctrica que cree para las empresas un mercado "competitivo, estable y predecible".