El líder del PSOE, Pedro Sánchez, no encuentra cambio alguno en la posición de Podemos sobre la cuestión catalana. La opción de dejar la negociación sobre el referéndum de Cataluña al margen de las conversaciones para la formación de un nuevo Gobierno no resuelve la cuestión de fondo de la discrepancia con los socialistas que es la defensa del derecho a decidir, a la que no renuncia la formación morada.

Aparcar el debate sobre Cataluña y dejarlo en manos de En Comú Podem y el PSC es una demostración de que el derecho de autodeterminación es una línea roja para los de Pablo Iglesias, apuntó ayer Sánchez. "Hoy dice que él no va a poner sobre la mesa como línea roja el derecho de autodeterminación, quiere que sea En Comú Podem quien lo negocie. Pero En Comú Podem fue quien, al día siguiente, de decir él que no era una línea roja, advirtió que sí lo era", afirmó el líder socialista en una entrevista radiofónica. A su juicio, Podemos no es un "proyecto político definido" sino un "conglomerado de siglas", que antepone "la confluencia" a "la coherencia" y, por eso Iglesias "es rehén de las alianzas territoriales que tiene".

El candidato del PSOE a la Moncloa está convencido de que Podemos no renunciará a las reivindicaciones que hasta ahora han impedido el pacto de ambas formaciones. Sánchez está dispuesto a hablar con Podemos, pero no "sobre la independencia de los jueces y los fiscales como propuso Monedero", ni sobre el incremento "explosivo" del gasto, que "llevaría a una confrontación con Bruselas" ni sobre la fragmentación de la soberanía nacional. En los cálculos de Sánchez no entran unas terceras elecciones porque él fue, reiteraba ayer -como ha hecho a lo largo de la campaña-, quien más intentó que no hubiera unas segundas.