La campaña electoral tocó a su fin en un explosivo día de San Juan, con la traca final por el "Brexit" y el desplome de las bolsas, pero entre medias ha habido tiempo para risas, malentendidos y meteduras de pata en un nutrido anecdotario. El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, cultivó durante la campaña su costumbre de "caminar rápido" al amanecer. Entre paseo y paseo, se reencontró en Molina de Segura con su "miniyo" Pablo, el niño que le imitó en un programa de televisión y al que Rajoy prometió medio en broma hacer algo para bajar el precio desorbitado de las chuches.

Buscando el voto casa por casa, el socialista Pedro Sánchez llamó a una puerta. "Llevo esperando toda la mañana y pensaba que no ibas a venir", le confesó una vecina al abrir la puerta en lo que se suponía que era un puerta a puerta improvisado.

Unidos Podemos aportó a su nueva forma de hacer política un original programa electoral copia de un catálogo de Ikea que incluso se vende en los kioscos y Albert Rivera tuvo también su propio álter ego, en Logroño, el dueño de uno de los bares de la calle Laurel, mientras su número uno por Barcelona, Juan Carlos Girauta, bailaba el "waka waka" de Shakira o cantaba el "Mediterráneo" de Serrat a la guitarra.