Las encuestas elaboradas a pie de urna, los primeros datos que se difundieron al cierre de los colegios electorales, nada tuvieron que ver con el resultado final de los comicios. Empresas como GAD3 o Sigma Dos vaticinaban que el "sorpasso" de Unidos Podemos sobre el PSOE iba a ser una realidad y que la suma de los escaños de ambos partidos podía permitir que la izquierda obtuviese la mayoría absoluta. También se equivocaron con el PP, al que llegaron a colocarle hasta 16 diputados menos. ¿Pero qué fue lo que provocó el error? ¿Merece la pena fiarse de este tipo de encuestas de cara a próximas elecciones? Dos expertos asturianos de reconocido prestigio se prestan a responder a estas preguntas para LA NUEVA ESPAÑA.

"No me fío nada de las estimaciones a pie de urna, no les hago ni caso", explica Francisco José Llera, un caraviense licenciado en Ciencias Políticas y Sociología que dirige el Euskobarómetro desde el año 1995. "No tengo ni idea de cómo las hacen. Son mucho más difíciles de acertar que las previas porque no se pueden hacer preguntas que son fundamentales para hacer la estimación. No entiendo qué prisa tienen en hacer eso porque lógicamente le sale mal", señala Llera. Según sostiene, "les salían relativamente bien cuando había sólo dos partidos, pero ahora entran en juego cuatro. Hacer estimación de escaños con cuatro partidos en juego es complicadísimo".

"El fallo ha sido general y sin paliativos", afirma. "En ese tipo de encuestas si las personas no te responden tienes que estimar su voto y eso, si no tienes indicios racionales de otro tipo, que es lo que te ofrecen los cuestionarios que se usan para las encuestas previas, te obliga a usar modelos probabilísticos establecidos. Pero claro, esos modelos que se usaban para la competición entre dos partidos ya no son válidos para el juego entre cuatro", señala.

Francisco José Llera mantiene que "las encuestas a pie de urna no han dicho nada diferente a lo que salió en las previas" y que esas estimaciones "se sometieron al modelo que tenían previamente". ¿Pero por qué fallaron también las previas? "Ha habido una infraestimación de cuatro puntos con el PP y de dos puntos con el PSOE. El error fundamental estuvo en la estimación del 'sorpasso' porque en el caso de Unidos Podemos la sobreestimación ha oscilado entre cuatro y cinco puntos. En cuanto a Ciudadanos, esa sobreestimación sólo fue de punto y medio, un error que pudo producirse porque está dentro de los márgenes de error de cualquier encuesta o porque puede haber habido un voto útil al PP en la parte final de la campaña", explica.

El sociólogo Arsenio Valbuena, que ha participado en la elaboración de muchas encuestas electorales, también tiene su versión de lo ocurrido. "Hay quien dice que el entrevistado nunca miente, pero esa es una teoría angelical. El voto al poder siempre se oculta", señala. "En las encuestas sobre religión, sexo o política siempre se miente. Hay mecanismos para poder detectarlo, pero cuestan mucho más dinero del que se paga por hacer este tipo de trabajos", asegura.

Según Valbuena, "en los casos en los que hay que especular hay que analizar aspectos como el recuerdo de voto o las tendencias. Como decimos nosotros hay que cocinar esas respuestas y en la cocina siempre se aplica un toque personal". Pero a veces "se prescinde de ese olfato del analista". Así, en Asturias, por ejemplo, "chirriaba la unión entre IU y Podemos" y cosas como esa "no se han tenido en cuenta".

Arsenio Valbuena tiene muy claro que para que una encuesta salga bien es necesario hacer "estudios cualitativos que cuestan dinero" y no entiende como los sociólogos de las empresas que han elaborado los sondeos a pie de urna han salido a "pedir perdón" por los resultados. "la culpa no es suya, es de la falta de financiación. En Estados Unidos se gastan dinerales y no suelen fallar", subraya.