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Una vida con mucho arte en Sevares

El escultor y pintor Félix Alonso Arenas vive en su retiro de la localidad piloñesa, donde aprovecha buena parte del día para seguir ampliando su dilatada obra

Félix Alonso pintando en su casa de Sevares, rodeado de sus obras. Lucas Blanco

Con la misma ilusión que aquel niño de seis años que comenzó a pintar en Villamayor y apartando los efectos del paso del tiempo a un segundo plano. Así recibe las visitas en su coqueta casa de la localidad piloñesa de Sevares el afamado escultor y pintor Félix Alonso Arenas, quien, después de 35 años como profesor en la Escuela de Artes Aplicadas de Oviedo y una amplia trayectoria artística, dedica prácticamente todo su tiempo a seguir ampliando su vasta y preciada obra.

Fue la vista de lince de la inspectora educativa Juanita Rivera la que hizo que la vida de Alonso cambiase totalmente cuando aún era un niño. "Vino al colegio y cuando vio lo que era capaz de hacer le dijo al maestro que me dejase dibujar todos los días", cuenta el artista, recordando que fue ella quien después le gestiono la beca municipal que le permitió ir a formarse a Oviedo bajo la tutela del prestigioso retratista Paulino Vicente.

A partir de ahí, se sucedieron sus éxitos en distintos concursos y prosiguió con su formación en Madrid, Sevilla e Italia, siempre respaldado por becas que la administración no dudaba en concederle dado su talento innato, que es destacado siempre que surge la oportunidad por el artista manchego Antonio López, premio "Príncipe de Asturias de las Artes" en 1985 y compañero de estudios de Alonso. "En nuestra etapa de estudiantes nos llevábamos muy bien y nunca chocábamos, pues yo participaba en los concursos de escultura y el en los de pintura, y cada uno ganaba en lo suyo", cuenta, mientras adelanta trabajo en su último cuadro, rodeado de los moldes de las decenas de esculturas y fotografías de los mejores de los cientos de cuadros que conforman una obra que espera seguir ampliando mientras la salud aguante. "Como decía Piñole, mientras se pueda sostener el pincel se podrá seguir pintando", comenta, sin interés por desvelar su edad, algo que, dice, no importa.

Sí concede relevancia, no obstante, a la evolución que ha seguido el mundo del arte en los últimos años, afectado, al igual que todos los sectores, por la crisis. "Antes de la crisis hice muchas esculturas en Oviedo y en otros concejos, y entonces me llovían los encargos, pero ahora se ha notado que son muchos menos", declara, asegurando que en caso de tener encargos, su actividad no deja de estar ligada al mundo del arte, a través del cual logró importantes privilegios. "El arte es mi afición y me permitió no tener que emigrar a Argentina como varios de mis cinco hermanos y pasarme la mili haciendo esculturas", admite este niño prodigio del arte piloñés cuyo talento innato llamó y sigue llamando la atención de todo experto que se precie.

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