Los beneficios del juego son considerables e indiscutibles. Jugar es una fuente inagotable de placer, alegría, descubrimientos, reto y satisfacción que permite un crecimiento equilibrado del cuerpo, la inteligencia, la afectividad, y la sociabilidad. Y en el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño así se expresa "el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes".

El pasado 28 de mayo se conmemoró el Día Internacional del Juego, iniciativa que nació desde la Asociación Internacional de Ludotecas (ITLA) en 1998, a propuesta de la entonces presidenta, Frida Kim, y comenzó a festejarse al año siguiente. Dieciocho años después, esta jornada se celebra en 40 países alrededor del mundo, y cada vez se suman más. Como curiosidad, decir que es el 28 de mayo porque ese día se constituyó formalmente con acta constitutiva la ITLA, lo que hace que el festejo tenga antecedentes e historia.

Ahora y siempre el juego es y ha sido un elemento fundamental en el desarrollo de las personas, y los niños españoles lo están dejando atrás. Cada vez empiezan a usar más temprano los dispositivos móviles y electrónicos -entre los 3 y los 5 años-, y más de un tercio juegan solo, señalan los expertos, quienes también alertan de que los niños nunca han tenido tan poco tiempo para jugar al aire libre como hoy día.

Diversos estudios revelan que el tiempo del que disponen para jugar en el exterior ha descendido un 71% en tan sólo una generación y que pasan un 90% de su vida en espacios cerrados. Sus padres son conscientes de ello, y sólo en España el 90% reconocen que sus hijos juegan mucho menos al aire libre que ellos mismos cuando eran niños. Es más, un 5% de los niños españoles no juega fuera de casa de forma habitual. Además, los progenitores de nuestro país consideran el juego como algo fundamental para el desarrollo de sus hijos. En concreto, el 98% de los encuestados admite que el juego es una actividad necesaria para aprender habilidades imprescindibles en la vida, y consideran que, sin el juego, los niños no pueden lograr una educación completa.

Durante los últimos treinta años, diversos estudios han certificado que el tiempo del que disponen los niños y niñas para jugar en el colegio también está disminuyendo de forma considerable. Y es preocupante. Los diferentes centros educativos cada vez dedican menos tiempo y espacio al juego en sus zonas ubicadas en exteriores, y en la última década alrededor de un 30% de los niños han visto reducido su juego en espacios abiertos en más de treinta minutos.

El reto para padres y centros educativos es encontrar el equilibrio entre juego y aprendizaje tradicional. En este sentido, el 56% de los padres de todo el mundo creen que los deberes tienen más relevancia que el juego en el éxito futuro de sus hijos.