Llega el final del curso, un momento en el que toca pasar revista a nueve meses de esfuerzo y evaluar el nivel de los conocimientos adquiridos. Son momentos de nerviosismo para muchos niños ya que, a la incertidumbre sobre las temidas notas, se une una excitación especial: el regalo de final de curso.

Numerosos hogares mantienen la tradición de hacer un obsequio a los hijos, sobre todo a los más pequeños, para premiar el esfuerzo realizado a lo largo del año, práctica que tiene tanto defensores como detractores. Hay padres que piensan que no se deben hacer este tipo de regalos, ya que estudiar y sacar buenas notas es la obligación del estudiante y no precisa recompensa alguna, y otros, por el contrario, creen que este obsequio es una buena fórmula para incentivar y motivar a sus hijos.

Sea como fuere, lo cierto es que las casas comerciales tienen muy presentes estas fechas y lanzan propuestas específicas coincidiendo con el final de curso y el inicio del verano. Los regalos es esta época acostumbran a ser detalles sencillos, bastante más económicos que los regalos de cumpleaños o Navidad. También hay obsequios para los profesores, otro sector de ventas que no olvida la industria del regalo. Muchos padres acostumbran a tener un detalle con los docentes a fin agradecerle el trabajo y la paciencia de todo un año con su hijo. Suelen ser regalos colectivos, en los que varios progenitores se ponen de acuerdo para realizar una compra conjunta.