Asturias tiene mucho de lo que presumir. Desde muchos puntos de vista, especialmente en cuanto a flora, fauna, capacidad museística, historia, literatura, fantasía o una mezcla de todos estos, como el Parque de la Vida de Luarca, conocido como el Planetario de Asturias. Dirigido por Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas Cepesma, este singular y único recinto constituye un referente en actividades de divulgación científica, especialmente entre la población infantil y juvenil, a través del estudio del entorno natural, el mundo animal y el espacio.

En sus casi dos kilómetros de privilegiado entorno, en el que no falta el arbolado autóctono -unos 2.800 de 50 especies diferentes como robles, castaños, abedules, fresnos, cerezos, etcétera-, permite a los visitantes conocer cómo se creó la tierra y posteriormente la vida, para comprender la fascinante historia de la evolución geológica y biológica desde aquellos tiempos hasta la actualidad.

Aunque cuenta con múltiples atractivos, como diferente especies animales y más de 20 especies de serpientes que pueden ser manipuladas por niños y mayores, quizá los calamares gigantes sean los que más curiosidad despiertan. Sobre todos los kraken, conocidos en Asturias como "peludín", animales de extraordinarias dimensiones que se creían producto de la febril imaginación de los marineros, pero que, tras haberse encontrado varios -vivos y fósiles-, algunos de ellos en las cosas asturianas, se ha demostrado que eran totalmente reales. Una leyenda, la de su no existencia, quizá alimentada por su presencia en una de las grandes obras de Julio Verne: 20.000 leguas de viaje submarino. Diez ejemplares de estos kraken o "peludines" -cinco de la colección particular de Luis Laria, y otros cinco provenientes del Museo del Calamar Gigante de Luarca, asolado por las grandes riadas que sacudieron la zona en febrero de 2014, y actualmente en proceso de rehabilitación- pueden visitarse en el Parque de la Vida valdesano.

La relación del recinto con Verne no termina aquí, ya que otros dos de sus grandes títulos quedan materializados en el recinto. Por un lado, "Viaje a la luna", ya que es uno de los dos lugares del mundo que cuentan con piezas reales del Cohete Espacial Europeo. El otro es la Agencia Espacial, ubicada en Toulouse. En esta zona destinada al espacio, el visitante puede conocer el sistema solar y los planetas en escala, así como visitar el Observatorio Astronómico de 5 metros de diámetro y el Planetario Digital de última generación, con capacidad para 100 personas y cúpula de 12 metros. Todo ello permite el conocimiento de la investigación espacial y los equipos más importantes creados por el hombre, ya que dispone de réplicas del Apolo XI -con 19 metros de altura- o del Ariane V -10 metros de altura-, así como del telescopio espacial Hubble y del Sputnik en tamaño real.

La tercera obra de Julio Verne que sirve de hilo conductor de este fabuloso recinto, que durante la temporada estival abre de lunes a domingo, es "Viaje al centro de la tierra", ya que el comienzo de la visita -es recomendable concertar las rutas guiadas, aunque no es obligatorio- al Parque de la Vida discurre por la denominada "senda geológica", la cual describe las condiciones de aquel planeta de temperaturas extremas, donde no fue posible la vida hasta hace 3.800 millones de años. Podrán observarse minerales, así como diversos, meteoritos, fósiles terrestres y marinos, así como, una colección de ammonites, algunos de hasta 100 kilos de peso. Una visita obligada que ofrece la posibilidad de participar en diversos talleres y en la que disfrutará toda la familia.