Una de las palabras que cada vez se escucha más en el ámbito empresarial, profesional y también en el educativo es resiliencia, que es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.

Como ocurre en los diversos aspectos de la vida, ya sea el laboral o el de la salud, en el educativo o académico existen casos en los que el alumnado vive bajo situaciones especialmente adversas. Algunas permanecen en el tiempo y llegan a convertirse en crónicas y otras obedecen a acontecimientos traumáticos y puntuales. Ser resistente, tenaz, perseverante y hasta optimista ante estas dificultades es lo que muchos estudios identifican como comportamiento resiliente.

En el ámbito educativo la resiliencia puede entenderse como el logro de resultados escolares satisfactorios dentro de un contexto personal desfavorecido.

La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias, a partir de los datos de las sucesivas evaluaciones de diagnóstico realizadas al alumnado de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria ha identificado una serie de factores personales, de centro educativo y familiares, asociados a la resiliencia de nuestro alumnado.

Como punto de partida se establece el perfil de alumnado resiliente como aquel que obtiene resultados superiores a la media de Asturias en las mencionadas evaluaciones, y que se encuentra dentro del veinticinco por ciento de alumnado más desfavorecido en cuanto al índice socioeconómico y cultural de su familia. Es decir, alumnado con pocos recursos educativos en su hogar, con familias que tienen dificultades para ayudarle en sus tareas por falta de formación o de tiempo?, pero alumnado que contra todo pronóstico obtiene buenos resultados.

Con los criterios anteriores la tasa de alumnado resiliente en relación al grupo de alumnado desfavorecido se ubicó en Asturias entre el 25 y el 35%, dependiendo del área curricular (Matemáticas, Ciencias, Lengua Castellana?) que se analizase.

Más allá del contexto estrictamente educativo, la sociedad asturiana debe contribuir a aminorar ese grupo de alumnado desfavorecido, o al menos a paliar sus adversidades con políticas sociales garantes de oportunidades y compensaciones, y, dentro del contexto educativo, las políticas deben ir dirigidas a lograr que esa tasa de alumnado resiliente crezca. Para esto último es necesario identificar qué palancas accionar para facilitar que nuestro alumnado desfavorecido sea, contra todo pronóstico, alumnado resiliente.

Las conclusiones del análisis en cuanto a factores individuales identifican el autoconcepto académico como el de mayor potencia dentro del colectivo de alumnado resiliente, seguido de cerca por tener expectativas de completar estudios superiores y el gusto por la lectura. Así, por ejemplo, de entre dos alumnos o alumnas de índice socioeconómico y cultural bajo, aquel que tenga mayor confianza y percepción de que es capaz de abordar una materia con solvencia tendrá entre tres y seis veces más probabilidades de erigirse en alumno o alumna resiliente.

En cuanto a los factores individuales mencionados aparece otro, el gusto por la lectura y el hábito de la misma, que emerge estudio tras estudio como relevante en cuanto a su contribución a la buena progresión académica del alumnado. La Consejería de Educación y Cultura, consciente de ello, ha tratado de potenciar en el último curso los planes de lectura, escritura e investigación en los centros educativos.

A nivel de aula merecen especial atención la claridad de las explicaciones del profesorado y el mantenimiento de un cierto orden de aula. Ambos factores se construyen en base a lo que el alumnado manifiesta al cumplimentar sus cuestionarios: sus percepciones sobre el trabajo más o menos ordenado en el aula y la claridad del profesorado a la hora de realizar explicaciones, plantear tareas y ofrecer aclaraciones. Todos estos elementos favorecen significativamente que el alumnado con situaciones adversas logre buenos resultados, es decir, sea alumnado resiliente.

Finalmente, en cuanto a factores familiares, hay una repercusión mucho menor. Tan sólo la realización de deberes de forma autónoma es una variable a mencionar como favorecedora. Los deberes escolares y su enfoque en los centros educativos de Asturias constituyó una de las novedades que la Consejería introdujo en la directrices al inicio del presente curso, instando al profesorado a coordinarse y a diseñar y plantear tareas para el hogar que el alumnado pudiese afrontar con autonomía. Una idea en sintonía con el análisis sobre resiliencia.