Madrid

El joven ecuatoriano asesinado por ETA en el atentado del sábado, cuyo cadáver fue encontrado ayer, Carlos Alonso Palate, de 34 años, era natural de San Luis de Picaihua, al suroeste de Ambato (Ecuador). Palate estaba soltero y tenía dos hermanos y una hermana que residen en el país americano, al que será repatriado esta misma tarde en un avión fletado por el Gobierno español.

Palate era el mayor de la familia y, según sus allegados, se había convertido en el sustento de su madre, hermanos y sobrinos y aspiraba a ahorrar el dinero suficiente para comprar una casa en su país de origen.

Palate vivía desde hacía cinco años en Valencia, la misma ciudad en la que también reside su tío Carlos y donde trabajaba en una fábrica de plásticos de la localidad de Torrent. Antes de trasladarse a España en 2002 había trabajado como obrero en una fábrica ecuatoriana.

Según el periódico ecuatoriano «Hoy», la madre de Palate, ciega, de 61 años, describe a su hijo como «muy cariñoso y bien responsable». En cuanto a su padre, murió hace un año de un infarto mientras trabajaba como albañil.

El pasado sábado Carlos Alonso Palate había acudido al aeropuerto de Madrid-Barajas con un amigo para recoger a la madre de éste y, al sentirse cansado después de haber viajado por la noche, decidió quedarse en el coche para echar una cabezadita mientras su amigo se dirigía al encuentro de su madre.

En cuanto al ecuatoriano que todavía permanece desaparecido, Diego Armando Estacio, su padre, Winston, afirmó ayer que el mayor deseo de la familia es «encontrarlo esté como esté, como Dios lo haya querido». Los rescatadores dudan sobre las posibilidades de encontrar un cadáver reconocible, ya que se supone que Estacio se hallaba en un coche muy próximo a la furgoneta bomba.

Winston Estacio explicó que la sensación de la familia al ver el lugar de la explosión es «muy desesperante, muy horrible», pero que han decidido aceptar el ofrecimiento del Gobierno de acudir allí cada mañana porque así se sienten «más tranquilos».

«Estar aquí en el hotel nos preocupa más porque de repente digamos que él puede estar con vida y necesitando algo, no sabemos en qué situación estará él», dijo.

Por otra parte, y al igual que se hizo con las seis víctimas ecuatorianas del 11-M, el Gobierno dará las máximas facilidades para que sea concedida la nacionalidad española a los familiares de las dos víctimas de este atentado.