Mogadiscio

Una médica leonesa y una enfermera argentina, ambas cooperantes de Médicos Sin Fronteras, fueron secuestradas ayer por la mañana en la región somalí de Puntlandia por una banda de seis delincuentes, dos de los cuales ya se han entregado.

Las rehenes son la leonesa Mercedes García y la enfermera Pilar Bouza, que según las autoridades locales se encuentran con vida a pesar del tiroteo que se produjo momentos después del secuestro. Las delicadas negociaciones emprendidas para la liberación de las rehenes quedaron anoche aplazadas hasta hoy, jueves, por falta de luz.

Los delincuentes han prometido liberar a los dos rehenes si se respeta su vida y no se les persigue judicialmente. Las autoridades han advertido de que si los secuestradores no se rinden hoy, usarán la fuerza.

La doctora Mercedes García, natural de Cuadros (León), es una mujer de unos 50 años que, según el alcalde de esta localidad, lleva varios años trabajando como cooperante, aunque en Somalia llevaba menos de un mes. La otra cooperante secuestrada llevaba seis meses en el país africano, trabajando en un proyecto de nutrición y asistencia de los desplazados por el conflicto interno de ese país.

La madre de la enfermera afirmó a «Efe» que su hija «está muy contenta con su trabajo» y que la familia se encuentra muy preocupada porque no se sabe nada en absoluto de su estado.

El portavoz en España de Médicos Sin Fronteras (MSF), Javier Sancho, explicó que ambas profesionales tienen mucha experiencia y que en el momento del secuestro iban identificadas como médicos de la organización, «lo que no significa que gocen de inmunidad», lamentó.

Sancho precisó además que la prioridad de la organización es garantizar la seguridad del resto de los cooperantes de la ONG, que han comenzado a ser evacuados de la zona «hasta que mejore el clima de seguridad» y hasta que las dos cooperantes sean liberadas.

Debido al caos y a las luchas de clanes que imperan en la zona desde hace más de quince años, Somalia está catalogado por el Ministerio de Asuntos Exteriores como un país en el que el nivel de inseguridad y el riesgo de atentado son «muy elevados».

El derrocamiento del dictador Mohamed Siad Barré en 1991 abrió una etapa de enfrentamientos entre los llamados «señores de la guerra» que dividieron el país en parcelas controladas por sus respectivas milicias. Un intento de intervención militar de EE UU a principios de 1992 se saldó con un fracaso y la retirada de las tropas de Washington.

El país está actualmente dividido en tres grandes áreas: Mogadiscio (la capital), Somalilandia (que se proclamó independiente en 1991) y Puntlandia, donde se ha producido el secuestro.

La República Democrática Somalí, con una superficie de unos 600.000 kilómetros cuadrados, similar a la de Francia, y con nueve millones de habitantes, logró su independencia en 1960, tras haber sido colonia británica e italiana.

En los últimos once años, 47 cooperantes españoles se han visto implicados en secuestros mientras participaban en misiones humanitarias en Somalia, Brasil, Sierra Leona, Colombia, Ecuador y Chechenia, protagonizados por grupos guerrilleros y rebeldes.