San Sebastián, Efe / E. P.

Las dos bombas con las que ETA atentó, a primera hora de la madrugada de la Fiesta del Trabajo, en San Sebastián, contra la sede del Instituto Vasco de Salud Laboral estaban compuestas por 3 kilos de amonal cada una, mientras que la que estalló poco antes en un edificio del Ministerio de Trabajo en Arrigorriaga (Vizcaya) contenía 5 kilos.

Las dos bombas de San Sebastián estaban en la parte trasera de la sede de Osalan, a sólo 4 metros de distancia. La primera explotó por completo, en una zona ajardinada, y sólo en parte la otra, colocada en el aparcamiento.

Los dos artefactos estallaron sobre las 00.30 horas, después de que un comunicante de ETA avisara, a las 23.20 horas. En Arrigorriaga, la bomba fue colocada un cuarto de hora antes de que detonara, y no hubo aviso. La deflagración reventó la puerta, destrozó varios coches y abrió un boquete de 20 metros cuadrados en el inmueble, situado en un polígono industrial. Con los de ayer son once los atentados con bomba de ETA en lo que va de año.

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, afirmó que la posición del Gobierno frente a ETA es «firme y contundente», al tiempo que subrayó que «el único camino que le queda a la banda es la cárcel». Dado que los atentados fueron perpetrados horas después del ingreso en prisión de la alcaldesa de ANV de Mondragón, Inocencia Galparsoro, Corbacho dijo que «es inadmisible el comportamiento de esta alcaldesa de no censurar el asesinato» del ex edil socialista Isaías Carrasco.

Todos los partidos expresaron su repulsa por los atentados, salvo ANV y el sindicato LAB. El PNV condenó rotundamente los hechos y, en alusión al encarcelamiento de la alcaldesa de Mondragón, advirtió de que «la espiral de acción-reacción conduce al abismo». El PNV calificó de «incongruencia» que ETA haya colocado las bombas en centros vinculados al mundo del trabajo en el Primero de Mayo. «Es hora de acabar con una situación insoportable. Es hora de la política con mayúsculas», dijo.

En cambio, el ex líder nacionalista Josu Imaz afirmó que «la llave de Rodolfo Ares que tenía ETA representa la libertad de los vascos» y que la principal tarea del nacionalismo debe ser deslegitimar el movimiento totalitario. El PP afirmó que si estos atentados son la «respuesta al encarcelamiento de la alcaldesa Galparsoro, es la comprobación definitiva de que ANV responde al mandato de ETA». Relacionando las bombas con la detención de la regidora, el PSE dijo que hay que exigir «unidad sin fisuras para acabar» con la banda.

Un informe de Reporteros Sin Fronteras denuncia que la situación de los periodistas en Euskadi es una de las más inquietantes de Europa, por las intimidaciones de ETA. RSF advierte de que los periodistas son objetivo de la banda, que envía cartas amenazadoras, difunde listas negras y pega carteles con nombres, direcciones y teléfonos de periodistas.