Madrid, E. P. / Efe

El Rey don Juan Carlos expresó ayer su «más hondo pesar» por el fallecimiento del ex presidente Leopoldo Calvo-Sotelo. «Ha muerto un gran español, un gran hombre de Estado, un demócrata y una persona muy querida. Nunca olvidaré su encomiable entrega al servicio de España, su impagable contribución a nuestra transición y su probada y permanente lealtad a la Corona», aseguró. En un comunicado, el Monarca afirmó que toda su familia se une «para dedicar de corazón» todo su cariño a la esposa e hijos de Calvo-Sotelo, «en estos momentos de profundo dolor».

Poco antes de las once de la mañana, los ciudadanos que esperaban para entrar en la capilla ardiente recibieron con vivas a los Reyes y a los Príncipes de Asturias, quienes, de riguroso luto, acudieron al Congreso a dar su último adiós a Calvo-Sotelo y a expresar su condolencias a la viuda y sus hijos. Don Juan Carlos no pudo contener su emoción al depositar sobre el féretro el collar de la orden de Carlos III, la más alta distinción del Estado.

El féretro había sido recibido con honores militares a la diez por el presidente Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa, además de por los presidentes del Congreso y del Senado. Junto a las escaleras también esperaban a los familiares de Calvo-Sotelo. Los restos mortales de Calvo-Sotelo fueron introducidos por la Puerta de los Leones, como dijo José Bono, «por la puerta grande, la de la soberanía popular, y a hombros de militares armados», que le rindieron homenaje.

Durante todo el día miles de personas desfilaron ante el féretro, cubierto por la bandera española y flanqueado por soldados de los tres Ejércitos y por agentes de la Guardia Civil, con los restos mortales del presidente que tuvo que afrontar el golpe de Estado del 23-F de 1981, un hombre que «supo estar a la altura de las circunstancias» y gracias al que ahora «disfrutamos de un país maravilloso», como dijo Javier Rojo. Mientras en un lateral la viuda, Pilar Ibáñez-Martín, y sus hijos recibían el pésame de las numerosas personalidades.

El cardenal Rouco Varela ofició por la tarde un responso, al que, junto a la familia, asistieron cuatro ministros y dirigentes del PP. La capilla ardiente quedará abierta hasta las nueve horas de hoy, lunes, cuando los restos mortales serán trasladados a la localidad lucense de Ribadeo (Lugo) para recibir sepultura. El jueves se celebrará el funeral de Estado en la catedral de la Almudena, presididos por los Reyes.

A las diez, el ataúd será colocado en un armón y, precedido por una compañía del batallón que le rendirá honores, recorrerá un pequeño trayecto, hasta la plaza de Neptuno, donde se efectuará un toque de oración.

Después, será trasladado en coche fúnebre hasta la base aérea de Torrejón de Ardoz, donde a las once y media despegará un avión que traerá los restos mortales de Calvo-Sotelo hasta el aeropuerto de Asturias. El trayecto hasta Ribadeo se realizará en coche y se prevé que el féretro esté instalado desde la una y media hasta las seis de la tarde en el Ayuntamiento del pueblo, para que le den el último adiós los vecinos. El ex presidente recibirá sepultura en el cementerio local. Todos los actos tendrán carácter público por expreso deseo de la familia.