Sevilla / Madrid

El presidente del PP, Mariano Rajoy, aseguró ayer en Sevilla a sus correligionarios que, ante el congreso nacional de junio, está controlando el proceso y no tiene intención de arrojar la toalla. «Sé lo que estoy haciendo y actuaré con responsabilidad, sensatez y sentido común», afirmó el líder popular, quien añadió que, si el partido lo apoya, tiene las «suficientes ganas, ilusión y coraje» para ganar las elecciones generales de 2012, informa «Efe».

Rajoy se mostró convencido de que lo que quieren la inmensa mayoría de militantes del PP y los ciudadanos que han votado al partido es que se actúe como lo está haciendo, pese a las diarias presiones que recibe desde los medios de comunicación afines a Esperanza Aguirre y a la vieja guardia del partido para que dimita.

Desde las filas de sus enemigos políticos, el eurodiputado popular Luis Herrero afirmó que Rajoy ha cometido «más errores de los que se le debería haber permitido». Uno de ellos, añadió, sobre todo por «torpeza dialéctica», ha sido «haber trasladado» la idea de que su equipo era «herencia» del ex presidente Aznar. Por su parte, el presidente del PP canario, José Manuel Soria, se mostró seguro de que el ex portavoz parlamentario popular Eduardo Zaplana y el todavía secretario general del partido, Ángel Acebes, no abandonarán definitivamente la primera línea política, porque eso, dijo, «sería una tragedia».

También recibió dardos Rajoy desde el PSOE, cuyo secretario de organización, José Blanco, consideró que el PP «cerrará en falso» su congreso de junio porque es «antinatural» que quien ha sido responsable de su estrategia «no se dé por aludido» después de dos derrotas electorales.

Por su parte, el ex presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, confió en que «las cosas cambien» en el PP porque, dijo, «los legionarios de Cristo Rey, o como quiera que se llamasen los intermediarios del exilio cubano en Miami, ya no son lo que eran y se van retirando de la escena popular». Maragall, en un artículo en «El País», deseó que el PP se convierta «en un partido conservador moderado y liberal», ahora que, añadió, «Londres y Roma caen en manos de la locura y el casi fascismo, y Sarkozy, que empezó brillante, anda por los suelos en las encuestas».