Vitoria / Málaga, Efe / E. P.

Los Príncipes de Asturias presidieron ayer en Vitoria el funeral por el guardia civil asesinado por ETA, Juan Manuel Piñuel, que fue despedido con la unidad de los partidos y con las concentraciones de condena que miles de españoles secundaron en silencio ante los ayuntamientos.

Al son de la marcha fúnebre, el féretro, cubierto con la bandera y el tricornio de Juan Manuel, fue introducido en la catedral a hombros de 8 guardias. Detrás entró su viuda, María Victoria, rota por el dolor, junto al resto de familiares.

Durante la misa, concelebrada por el obispo Miguel Azurmendi y treinta sacerdotes, una persona exclamó en el silencio después de la comunión: «Juan Manuel, has muerto por ser español en una tierra en la que te puede costar la vida ser español. Gracias por tu sacrificio. Otros cogeremos la antorcha». El grito fue respondido con aplausos por algunos asistentes, al igual que los «vivas» a la Guardia Civil, más numerosos, cuando ya terminó el oficio religioso.

En la homilía, el obispo afirmó que «es de justicia condenar el atentado terrorista que ha segado la vida de Piñuel, condenar a sus autores materiales, así como a sus instigadores y colaboradores directos e indirectos». A continuación, preguntó a ETA: «¿Para qué ha servido este acto criminal? ¿Con estas acciones se sirve al bien del pueblo vasco? ¿Hasta cuándo va a durar entre nosotros la lacra del terrorismo?».

Al concluir el funeral, los Príncipes dieron el pésame a la viuda y al resto de familiares, con los que han tenido numerosos gestos de cariño. Allí estaban la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega; la ministra de Defensa, Carme Chacón; el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; el presidente del Senado, Javier Rojo, y el lendakari Ibarretxe, que fue saludado por don Felipe. También asistieron José Blanco, Soraya Sáenz de Santamaría, María San Gil y Gaspar Llamazares. Zapatero expresó desde Brasil su satisfacción por esta unidad.

Después se celebró ante el Parlamento vasco, con la misma unidad de instituciones y partidos, una concentración de repulsa por el atentado. Guardias civiles y ertzainas depositaron una corona de flores en honor a Piñuel en la escultura de las víctimas del terrorismo, en la que ha sido colocada una fotografía suya. Ya en el interior de la Cámara, su presidenta, Izaskun Bilbao, leyó una declaración de condena.

Por la tarde, Málaga despidió a Juan Manuel entre muestras de dolor y mucha emoción. Allí estaban Manuel Chaves y el presidente de Melilla, Juan José Imbroda. Unos 150 guardias civiles escoltaron el féretro en el cementerio de San Gabriel, donde compañeros de Piñuel lo introdujeron a hombros en la capilla entre «vivas» a España y a la Guardia Civil.

Mientras miles de españoles expresaron su repulsa a ETA en las concentraciones de silencio ante los ayuntamientos, un centenar de vecinos de Legutiano, el pueblo alavés donde fue asesinado Piñuel, salió ayer a la calle. En la concentración de Madrid, Mariano Rajoy dijo que espera que Zapatero acepte su oferta de colaboración porque «la unión de todos» es la mejor arma para acabar con ETA.

Mientras, los partidos vascos, salvo PCTV y ANV, se concentrarán hoy contra la banda bajo el lema: «Por la libertad. ETA no». ANV relacionó el atentado con la detención de la alcadesa de Mondragón.