Madrid / Vitoria

La decisión de José Antonio Ortega Lara, víctima del secuestro más largo de ETA, de abandonar el PP, en el que milita desde 1987, cayó ayer como una bomba. El anuncio, hecho público por este símbolo popular de la lucha contra el terrorismo horas después de que María San Gil confimara que deja la dirección del partido en Euskadi así como el escaño, provocó ayer una avalancha de críticas contra Mariano Rajoy en medio de un clima de división y enfrentamiento sin precedentes.

El ex funcionario de prisiones, que fue liberado por la Guardia Civil en 1996 tras 532 días secuestrado en un zulo de Mondragón, se había presentado en las pasadas elecciones municipales en la candidatura del PP de Burgos, que encabezaba el actual alcalde, Juan Carlos Aparicio. Aunque Ortega Lara, que tiene una estrecha amistad con Jaime Mayor Oreja, no aclaró los motivos que le han llevado a darse de baja como militante del PP en plena crisis del partido, nadie duda de que su decisión es un acto de solidaridad con María San Gil y de rechazo a Rajoy.

El clima es especialmente tenso en Madrid, donde dirigente afines a Esperanza Aguirre avisan de que hay «una avalancha de bajas por la falta de liderazgo de Rajoy». La crisis ha llegado hasta el punto de que se han convocado mediante SMS dos manifestaciones ante la sede de Génova, una a favor de San Gil y otra en apoyo del líder nacional. La primera convocatoria, hecha para este mediodía, fue en apoyo de la política vasca y desde la dirección del PP se instigó la contramanifestación.

Esperanza Aguirre aseguró que la marcha de San Gil y Ortega Lara son «dos noticias muy malas» que demuestran que «algo se está haciendo no mal, sino muy mal en la dirección nacional del PP». El diputado Gustavo de Arístegui acusó a Rajoy de cometer graves errores de gestión y de llevar al partido a una crisis ideológica. Tras considerar la situación muy preocupante porque el PP es ahora «más débil», pidió una candidatura alternativa para ganar el congreso. Además, denunció que su formación le trata como un «apestado».

Otro referente moral del PP, la alcaldesa de Lizarza (Guipúzcoa) Regina Otaola, amenazó también con irse, al afirmar que seguirá en su cargo hasta julio y que después decidirá su futuro en el partido consultando con San Gil, con quien está dispuesta a ir de la mano. «He visto lo que está ocurriendo y no me gusta nada. Tengo mis dudas de que Rajoy sea la persona que votamos. Esta deriva que están propiciando algunos con Rajoy a la cabeza es un error», dijo Otaola en tono muy crítico.

María San Gil se comprometió ayer ante la dirección del PP vasco de «colaborar hasta el final» para reconducir la crisis, mientras que la cúpula popular se comprometió a realizar una transición ordenada y tranquila. Sin embargo, dirigentes afines a la presidenta saliente acusaron a Rajoy de «lapidar» a su líder y sostienen que se le ha ido la situación de las manos».

La Asociación de Víctimas del Terrorismo cerró filas con Ortega Lara y con quienes están tomando decisiones «valientes», en alusión a San Gil. En el mismo sentido se pronunciaron Francisco Alcaraz; la madre del asesinado Gregorio Ordóñez, Consuelo Fenollar; la hermana de Miguel Ángel Blanco, e incluso Mikel Buesa, del partido de Rosa Díez, llegó a pedir la cabeza de Rajoy.