Madrid

Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular (PP), aseguró ayer que no ve «a ningún militante del partido como un adversario» porque éstos no existen dentro de la formación, sino «fuera». Por ello expresó la necesidad de «integrar» a todos y de «seguir sumando». En un acto con las Nuevas Generaciones del PP añadió, además, que su partido «no es monolítico».

Tras asegurar que él presentará su candidatura en el congreso nacional que el PP celebrará el mes que viene en Valencia, pidió que no se hable mal de «ningún compañero, aunque se pueda equivocar».

En varias ocasiones, Rajoy invocó la unidad del PP, ya que «el gran éxito de la historia» del partido consiste en que sus militantes han sido «capaces de convivir». Ahora, continuó, el principal objetivo debe ser «integrar a las distintas formas de pensar que hay» en el PP. «Hay quien cree que lo que piensa lo piensa todo el mundo, y no es así, por eso hay partidos políticos», afirmó el líder del PP, para, acto seguido, reclamar la apertura de la formación «sin renunciar a ningún principio».

Porque, según indicó, los más de 10 millones de votos que consiguió el partido en las elecciones «piensan lo mismo en lo fundamental», en los principios que el Partido Popular ha defendido siempre y sigue defendiendo -libertad, igualdad, cohesión, unidad nacional-, pero eso no quita que todos y cada uno de los simpatizantes puedan discrepar en determinados planteamientos.

Por tanto, para Mariano Rajoy, el medio para lograr más votantes y ganar las elecciones -ésa es la vocación del PP y no otra, recalcó-, tiene que ser la apertura, «estar cerca de la gente». «El objetivo es seguir sumando. No hay otro. Una suma en la que cada vez más españoles confíen en el Partido Popular», apuntó.

La sociedad cambia, «la gente cambia de criterios», y el PP no puede permanecer al margen de esa evolución, sino que debe adaptarse, lo cual lleva a ser «flexible», pero nunca a renunciar a los principios políticos, insistió.

La convergencia de varias corrientes en el PP, asimismo, no debe romper la unidad de la formación, sino al contrario ha de fortalecerla. Para Rajoy, la unidad del partido es una cuestión «capital».

Bajo las premisas de que el PP ha de ser una organización «más dinámica» y «más sólida», siempre con la mirada puesta en una «realidad cambiante», Rajoy apostó por un «proceso de aprendizaje continuo» y por reivindicar valores como el «mérito» o el «orgullo del trabajo bien hecho». Por ello, dijo: «Soy consciente de que me equivoco muchas veces y soy consciente de que hay que aprender siempre».

Por su parte, el portavoz del PP en el Parlamento europeo, Jaime Mayor Oreja, negó haber estado detrás de la renuncia de María San Gil a continuar presidiendo el PP vasco. San Gil, afirmó Mayor, «tiene una gran personalidad», incapaz de «dejarse manejar por nadie». El eurodiputado tachó de «estupideces» las informaciones que atribuyen a su influencia la retirada de San Gil.

Tras calificar de «admirable» la decisión de San Gil de no presentarse a la reelección, añadió que confía en Rajoy. Aclaró que «jamás» ha rechazado reunirse con él, sino que no consideró oportuno acudir al encuentro que se había convocado, ya que algunos tenían la percepción de que acudía «como representante de la parte crítica».