Barcelona

El Gobierno catalán ha empezado ya a asumir que las generosas lluvias caídas las últimas semanas permiten superar la situación de emergencia en el abastecimiento de agua a Barcelona y su zona metropolitana, y piensa abiertamente en la eventualidad de que el Gobierno central derogue el decreto ley que ampara la conducción.

El portavoz de ICV en el Congreso, Joan Herrera, admitió ayer que la obra «ya no es necesaria». Sin embargo, es ahora la oposición en el Parlament -CiU, PP y Ciutadans-, la que anima al presidente, José Montilla, a seguir adelante con la tubería, con o sin decreto.

Montilla dijo que si las lluvias permiten embalsar el agua necesaria para superar la emergencia, estarán «encantados» de renunciar al minitrasvase. Entonces «no tendremos el menor interés en que venga una sola gota del Ebro», añadió el presidente catalán.

En todo caso, destacó que «estamos en manos de la climatología» y que todavía no se dan las condiciones para levantar las restricciones al consumo de agua. Y añadió que no hay que «precipitarse».

El presidente catalán dijo también que «el Ebro no es más de Aragón que de Cataluña» y que el presidente aragonés, Marcelino Iglesias, «debe estar tranquilo», porque «no es precisamente agua lo que le falta al Ebro este año».

«Estamos analizando qué pasaría si la conducción no se lleva a cabo y, por lo tanto, analizaremos cómo funcionaría el sistema con la derogación del decreto ley», explicó el conseller de Medio Ambiente, Francesc Baltasar.

Sin embargo, Baltasar condicionó esta decisión al nivel de agua de los embalses, cantidad que debería garantizar reservas suficientes para abastecer la ciudad hasta junio del próximo año, cuando esté lista la desalinizadora del Llobregat. De momento, ya hay una medida asegurada: no se contratarán más barcos para traer agua a Barcelona y los envíos finalizarán el 15 de agosto. Las cuencas catalanas están al 45,04 por ciento de su capacidad.