El Tribunal de lo Criminal de París dictaminó que Esparza Luri, con otras dos condenas previas a 19 y 17 años de prisión, tendrá que cumplir de manera efectiva dos tercios de esa última sentencia y será expulsado definitivamente de Francia.

El presidente del tribunal, Didier Wacogne, indicó que los magistrados que firman el veredicto lo consideran culpable de la quincena de cargos por los que estaba acusado -entre ellos los de pertenencia a organización terrorista y asociación de malhechores-, salvo los de tentativa de extorsión y fabricación de explosivos.

Ibón Elorrieta Sanz, al que la Fiscalía había presentado como el lugarteniente de Esparza Luri, fue condenado a 14 años de cárcel, dos tercios de los cuales de obligado cumplimiento, al igual que el resto de los acusados de nacionalidad española (seis de los ocho), que también serán expulsados de Francia.

Una pena de 15 años le fue impuesta a Luis Enrique Gárate Galarza, detenido junto a Elorrieta Sanz cuando iban en una furgoneta con explosivos y elementos para ensamblar armas.

Jon González González y Jon Kepa Preciado Ibarra, arrestados dos días después de los anteriores en un piso franco de Limoges, fueron condenados a 10 años cada uno.

José Ceberio Ayerbe, detenido durante el desmantelamiento de un taller de explosivos y armas en una casa rural de la localidad vascofrancesa de Saint Michel -a escasos kilómetros de la frontera española- el 4 de abril de 2004 recibió una pena de 15 años.

El propietario de esa casa, el vascofrancés Jean-Marie Saint Pée, fue sentenciado a 11 años, después de que los jueces le exculparan del cargo de fabricación de explosivos.

Para el también vascofrancés Diego Ibarra, que comparecía libre bajo control judicial, el tribunal dictó tres años de reclusión, de los cuales 18 meses exentos de cumplimiento.

Ibarra, condenado sólo por complicidad en falsificación de documentos y no por asociación de malhechores, había cumplido ocho meses de prisión preventiva y hoy quedó en libertad.

Justo antes de que Wacogne finalizara la lectura de la sentencia, los ocho etarras se levantaron y, puño en alto, se pusieron a cantar el "Eusko Gudariak", además de lanzar insultos contra el tribunal y gritos de "\u00A1Gora ETA!".