Oviedo

El nombramiento del general Félix Sanz Roldán como nuevo jefe del servicio secreto es una operación de largo alcance para acometer cambios a fondo que de una vez por todas pacifiquen el Centro Nacional de Inteligencia.

Para que Sanz Roldán pueda llevar a cabo su cometido de «cirugía fina», el Gobierno pretende cambiar el estatuto del CNI. La depuración está pendiente de que se pueda dar una salida a los descontentos. Los 37 directivos que el ya ex jefe del espionaje Alberto Saiz destituyó en cinco años siguen en la sede central.

En cuanto a las denuncias que acabaron con la caída de Saiz, el Gobierno recibió la primera en abril sobre los gastos irregulares del ya ex director y la ministra Carme Chacón llamó a Saiz para que diera explicaciones. El origen fue una carta del director del CNI a su secretaria general, Elena Sánchez.